Deber cumplido

En una jornada relativamente tranquila se desarrolló otro proceso electoral en nuestro país y la colectividad altamente responsable con su deber cívico acudió a las urnas para expresar su voluntad, en otra prueba en que se pone en juego la libre participación ciudadana esperando que el resultado sea fiel expresión de la voluntad del soberano.

Ha sido un prolongado proceso de preparación de lo que significa, según muchos observadores, la repetición de una primera experiencia que lamentablemente no logró mejorar la forma de impartir justicia con idoneidad y alta responsabilidad, habiéndose complicado la situación, que inclusive fue severamente criticada por las autoridades del propio gobierno.

El pueblo ha respondido con su madurez democrática y espera que en el orden de reciprocidad institucional, las autoridades respondan fielmente a la expresión del soberano, cumpliendo la decisión que sea expresada mayoritariamente en las urnas y que tiene que ser el reflejo de una posición participativa, en defensa de derechos ciudadanos.

Observadores internacionales, extrañaron la falta de "delegados" para el proceso de recuento de votos, considerando que la forma en que trabaja el actual tribunal electoral, resulta parcializado en una fase que merece garantías para asegurar la expresión popular. En nuestro país se da el fenómeno de repetir el ejercicio electoral con cierta frecuencia, sea vía referéndum o plebiscito bajo el argumento de "consulta popular", cuando en ciertos niveles, como este de mejorar las condiciones de la justicia, se hacen necesarios otros ajustes para alcanzar la nominación de magistrados por la vía sugerida de reconocer la meritocracia profesional y no la alineación política partidaria.

Todo lo que se hace de manera repetitiva y forzada, disminuye el valor de ciertas instancias que deberían ser ejercidas en condiciones regulares y de altísima necesidad de convocar a la consulta del pueblo, pero además garantizando que sus resultados sean respetados en todas las instancias por constituir la voluntad del soberano, que defina por mayoría la elección de sus representantes.

Se ha observado en este último proceso y en su fase final que la libre expresión del ciudadano se trasladò a las redes sociales, como un factor importante para ejercer cierta fiscalización en un proceso que a su conclusión debe atender la resolución mayoritaria expresada a través del voto. �sta es la parte más delicada de ésta repetida gimnasia electoral. No es posible que cifras minoritarias, como la sugerida por el Vicemandatario, 175 votos, definan la designación de un alto magistrado de la judicatura. Son miles los ciudadanos que han concurrido a las urnas, la voluntad de ese conglomerado debe ser la expresión democráticamente válida, para recuperar imagen, seriedad y seguridad en el sistema judicial. Deber cumplido por parte del pueblo, ahora falta un final de respeto a la democracia.

Fuente: LA PATRIA