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Domingo 03 de diciembre de 2017

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Cultural El Duende

Charles Chaplin y el discurso de "El gran dictador"

03 dic 2017

"El gran dictador" proyectada en 1940, es el primer filme sonoro escrito, dirigido y protagonizado por Charles Chaplin, quien hasta entonces era el único cineasta en Hollywood que seguía realizando películas mudas. La película condena el nazismo, el fascismo, el antisemitismo y las dictaduras en general. Sir Charles Spencer "Charlie" Chaplin nació en Inglaterra el 16 de abril de 1889 y falleció en Suiza el 25 de diciembre de 1977.

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Lo siento.

Pero yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio. Yo no quiero mandar ni conquistar a nadie, sino ayudar a todos si fuera posible. Judíos y gentiles. Blancos o negros.

Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiar ni despreciar a nadie.

En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres.

El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero hemos perdido el rumbo. La codicia ha envenenado el alma del hombre, nos ha dividido con barricadas de odio. Nos ha sumergido en la desgracia, la miseria y las matanzas.

Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y desconsiderados. Pensamos demasiado, sentimos muy poco.

Más que máquinas necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo.

Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos clama por lo bueno que hay en el hombre, clama por la fraternidad universal y la unión de nuestras almas.

Ahora mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, millones de hombres desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gente inocente.

A los que puedan oírme, les digo:

No desesperéis. La desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano. El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, y, así, mientras los hombres den la vida por ella, la libertad no perecerá.

¡Soldados!

No os entreguéis a esos que en realidad os desprecian y esclavizan, que en nada valoran vuestras vidas y os dicen qué tenéis que hacer, qué decir y qué sentir.

Os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como carne de cañón. No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres máquina, con cerebros y corazones de máquina.

Vosotros no sois ganado, no sois máquinas, ¡sois Hombres! Lleváis el amor de la Humanidad en vuestros corazones, no el odio. Sólo los que no aman odian, los que nos aman y los inhumanos.

¡Soldados!

No luchéis por la esclavitud, sino por la libertad. En el capítulo 17 de San Lucas se lee: "El Reino de Dios no está en un hombre�ni en un grupo de hombres, sino en todos los hombres". Vosotros los hombres tenéis el poder. El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad, el poder de hacer esta vida libre y hermosa y convertirla en una maravillosa aventura.

En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres la oportunidad de trabajar, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad.

Fue bajo la promesa de estas cosas que las fieras subieron al poder. Pero mintieron; nunca han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán. Los dictadores se hacen libres sólo a ellos mismos, pero esclavizan al pueblo.

Luchemos ahora para hacer realidad lo prometido. Todos a luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para eliminar la codicia, el odio y la intolerancia.

Luchemos por el mundo de la razón.

Un mundo donde la ciencia, el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad.

¡Soldados!

En nombre de la democracia, ¡debemos unirnos todos!

Para tus amigos: