Miercoles 29 de noviembre de 2017
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A estas alturas, es de suponer que está ya pasando esa cotidiana estridencia verbal que ejercitaron, a través de los medios, los políticos en contienda. A pocos días de la votación, flota en el ambiente esa tensa calma que precede a las tormentas. Lo que no se sabe es sobre quién caerá o a quién arrasará. Se apuesta a la voluntad del soberano; está llegando su turno; a él le tocará hacer la última movida.
En circunstancias como ésta, se suele hablar de sensaciones térmicas; esa ficción cuya presencia se siente pero no se ve; es como si no existiera y existe. ¿Cuál será esa sensación tratándose de elecciones? Es tan fácil confundir ilusión con alucinación; se parecen, pero son fenómenos distintos. Los azules que ya perdieron cuatro elecciones anteriores y ahora quieren ganar la quinta, están obsesionados con su ilusión. A Gabriela se la utilizó como recurso de teatro para disimular la derrota; ello tiene la impronta de una alucinación.
¿Se acuerdan del Referendo Constitucional? Después de la famosa "estrategia envolvente" (nombre académico de trampa), que sirvió para aprobar la Carta de la Glorieta, Bolivia no tuvo otro momento tan crucial. Puede ser la puerta de ingreso al infierno o puede ser el camino hacia la redención. Hay que pensarlo muy bien; las generaciones que siguen nos pedirán cuentas; no podemos dejarles una patria destrozada. Tu voto significa futuro: ¿pero qué futuro?