La cara de Sissy Arias, uno de los cinco miembros de la tripulación boliviana que falleció, es la primera en asomar de la caja en la que transportan decenas de cruces de madera que fabricaron dos habitantes del caserÃo de Pantalio, ubicado en el lÃmite de los municipios La Unión y La Ceja.
La idea de estas personas es preparar con flores y elementos religiosos el lugar donde cayó el avión Avro RJ85 de LaMia para conmemorar el primer aniversario de la tragedia.
"Son 71 vÃctimas y serÃa muy duro que nadie acá se acuerde de ellas", comentó Valencia para explicar la devoción con la que cuida el altar que los habitantes de esta zona levantaron, entre imágenes de vÃrgenes y santos, como una forma de sellar la hermandad con la ciudad brasileña de Chapecó.
En esa montaña colombiana, rodeada por cultivos de tomate, maÃz y papa, la tragedia mantiene nÃtidas sus huellas.
"Desde que pasó el accidente se siente tristeza y dolor por ver que tantas personas murieron de esa manera", expresó Luz Mary Quintero cuando se movÃa por la espesa vegetación de la zona.
Unas 200 personas visitan cada fin de semana el antiguo Cerro Gordo con la idea de hallar detalles de la tragedia, orar por los muertos, conocer las historias detrás del rescate de los seis sobrevivientes y sentir cerca al "Chape", ese equipo que se inmortalizó entre las verdes montañas del departamento colombiano de Antioquia.
AllÃ, junto a la bandera del club de Chapecó, parte de un ala del avión y de un trapo con la palabra "Imortais", Valencia continuó con los preparativos y le reconstruyó a los visitantes parte de lo que vivió esa noche.
"No me gusta recordar la tragedia pero cuando estoy trabajando y escucho pasar un avión, es lo primero que pienso. Ahà mismo viene todo a mi memoria", dijo Valencia y agregó que de esa zona de peregrinaje muchos ya se olvidaron.
"Me tocó poner el tren de aterrizaje en mi casa. Pensaba hacerlo en un monumento, pero en un año no pegaron ni un pañuelo las autoridades", contó.
"Mi esposa le abrió la puerta y le mostró las cosas que tenemos. Ella se puso a llorar frente a la fotos de sus compañeros", relató Valencia, para luego reflexionar sobre lo que sucederá con el paso del tiempo.
"Somos muy pocos los que seguiremos viniendo. Todo se olvida", sentenció y luego prometió que seguirá cuidando el lugar donde se truncaron los sueños de 71 personas.
Fuente: La Unión (Colombia), 27 (EFE)
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