En un artÃculo anterior, que analizaba la acción del productor cinematográfico Weinstein y sus irreproducibles actos de acoso con la correspondiente compensación sexual a cambio de un papel en una cinta cinematográfica, se alertaba sobre estas actitudes perversas y de inseguridad masculina que permanecÃan, hasta este incidente, en el anonimato. Hoy se ha destrabado ese temor e irrumpió, afortunadamente, el ansia de comunicar sin eufemismos todo tipo de acosos contra las mujeres, que eran como una represión contenida, mezcla de impotencia y temor.
Se debe considerar que las leyes de reciente promulgación en todos los paÃses por presión de las propias mujeres y sobre todo de la juventud, para la punición y reeducación de los infractores a la intimidad de las mujeres, ayudan; empero, no acaban en la corrección definitiva del ilÃcito como un aditamento cultural a la sociedad, que serÃa admirable.
Este irrefrenable movimiento de expresión y denuncia inmediata de las mujeres ante los acosos sexuales, testimonia una realidad incontrovertible que se patentiza en la actual inseguridad masculina por este creciente y vigoroso movimiento generalizado en el mundo, que ha irrumpido y, quizás sea esa inseguridad, no la convicción, que ayude a la disminución del acoso sexual, hasta su deseable eliminación.
(*) Abogado, posgrados en Conciliación y Arbitraje, Interculturalidad y Educación Superior, doctor honoris causa, escritor.
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