De Calamarca a Batallas

Calamarca 1961, una importante remesa de dinero trasladada para el pago de sueldos y aguinaldos de los trabajadores mineros es robada de manera violenta por cinco encapuchados. El monto de 2.800 millones de bolivianos en suma equivalente a $us 2.464.240,68 dólares americanos al cambio de hoy, fue en su tiempo el mayor botín robado de esa cruenta manera, con una cuota de muertos acribillados por los asaltantes. Lo verdaderamente trágico e irónico del asunto es que los atracadores eran precisamente miembros de la Policía boliviana, personas cuya misión es fundamentalmente proteger a la población del accionar delincuencial.

Llama también la atención de que en los trágicos sucesos de Calamarca hayan estado implicados policías responsables del Control Político del partido entonces en gobierno; el MNR. De la misma manera el principal perpetrador Hugo Fuentes "policía intachable" según sus superiores, pero un consumado criminal uniformado según la verdad histórica, muriese en prisión en circunstancias muy pero muy poco esclarecidas.

Llama poderosamente la atención de que un solo funcionario haya podido ejecutar semejante desfalco al estado, solo, más aún haya podido de forma pública ostentar lo robado cual "nuevo rico", pasando de un estado de necesidad a un estado de necedad.

Existen desde luego grandes paralelismos, por un lado tanto Parí como los hermanos Fuentes eran quienes debían de proteger el dinero desde distintos cargos pero en esencia con una misión análoga.

También existían en ambos casos poderosos vínculos con el partido de gobierno de turno MAS/MNR, quienes también poseían de inicio una gran popularidad y que además capitalizaron en beneficio de su programa político, los éxitos de insurrecciones populares.

¿Entonces de manera tragicómica podemos decir que ahora existe una mejor y "más" eficiente forma de robar? Quizás sea así, con las diferencias de los montos del uso de violencia por parte de ambos casos (Batallas y Calamarca) existe tanto el factor común de un vínculo de los delincuentes con la cúpula dirigente del partido de gobierno como también una poco clara labor de investigación en el esclarecimiento de los hechos.

Tanto así es que de forma innegable el atraco de Calamarca y el desfalco de Batallas, marcan definitivamente un hito si se nos admite la expresión en la historia delincuencial de Bolivia, definiendo ambos casos las formas de robar el dinero del pueblo, ya sea detrás de un pasamontañas con un fusil automático como también desde la comodidad de un escritorio y con un auto caro.

En el sentido estricto de las comparaciones sobre el coste en vidas humanas de Calamarca y el desfalco de Pari no se cobró víctimas mortales, al menos no ahora, pero el impacto en la economía y vida de los pueblos de forma definitiva fue inmenso, y para quien piense lo contrario recordemos que el hambre y la miseria matan peor que las balas.

(*) Asambleísta Orureño