Viernes 17 de noviembre de 2017
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La democracia, en su ya larga historia, ha tenido avances y retrocesos. Como toda obra humana necesita ser ajustada, a la luz de los nuevos tiempos, y a las nuevas formas de dictaduras. Por desgracia, el espíritu despótico no ha podido desterrarse totalmente, de vez en cuando vuelve con nuevas caretas.
La Venezuela que vemos hoy, subyugada por el tirano Maduro, es una Venezuela que nos duele. Su brutal crisis política, económica y social, es inadmisible para la conciencia humana en el Tercer Milenio. ¡Qué cruel ironía de la historia, la mismísima patria del Libertador de América, ha perdido su libertad!
La aparición del populismo S XXI significó un fuerte retroceso para la democracia latinoamericana. Una región empeñada en reconstruirla, después de la historia negra del Plan Cóndor. La OEA, luego de arduo trabajo, logró aprobar la Carta Democrática Interamericana en 2001. Este documento define con claridad la verdadera democracia.
Esta Carta era el faro que los políticos de la región venían soñando. Fue el avance cualitativo más importante que ha tenido la democracia mundial, en este último tiempo. Con ella la democracia quedó claramente definida, dejando de ser la entelequia entendida por políticos de izquierda y derecha de diferente manera. Hoy la democracia está definida en cinco puntos concretos, no hay donde perderse.