Jueves 16 de noviembre de 2017
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Hace cuatro años, el presidente de Venezuela anunció la creación del Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo: según se dijo, "un ridÃculo internacional" y "una burla a los venezolanos". Desde entonces se sabe poco de las actividades de ese extraño viceministerio. Lo notorio es que se trata de una institución estrafalaria que no tuvo éxito, puesto que, por los sufrimientos que provoca la gravÃsima crisis generalizada, los venezolanos no tienen motivos para sentirse felices.
Ahora, el chavismo ha vuelto a la carga: propuso y logró la aprobación de una Ley Contra el Odio, por la Convivencia PacÃfica y la Tolerancia, por Asamblea Nacional Constituyente que, contrariando la Constitución venezolana, usurpa las funciones legislativas de la Asamblea Nacional, ya ilegalmente arrinconada por el régimen.
Está claro que con esta ley se pretende limitar -o anular- la libertad de expresión y el derecho a la protesta. La intención de acallar la disidencia se ratifica en la declaración de la presidenta de la Asamblea Nacional Constituyente, Delcy RodrÃguez, que anunció que esa institución -que deberÃa ser solo deliberante- "va a castigar con la clausura a aquellos medios de comunicación que transmitan mensajes que incurran en los delitos contemplados en la Ley Contra el Odio", lo que también se aplicará al "prestador de servicios de radio o televisión que difunda mensajes que constituyan propaganda a favor de la guerra o apologÃa del odio nacional, racial, religioso, polÃtico o de cualquier otra naturaleza", a los que se sancionará "con la revocatoria de la concesión".