Martes 14 de noviembre de 2017
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La simple observación directa del imputado no aclara hacia dónde se encamina su voluntad, cuáles son los móviles que lo guÃan o si está consciente de determinadas circunstancias fácticas.
El juzgador (juez), solo percibe las señales extrÃnsecas y sobre cuales podrán obtenerse conclusiones con la ayuda de la prueba indiciaria sobre lo sucedido en la psique del imputado, entendida como el conjunto de funciones sensitivas afectivas y mentales de un individuo. Con ello se relaciona el problema que, muchas veces, mientras el desarrollo externo de los hechos esta constatado desde el inicio (ab initio), la verdadera dificultad consiste en aclarar el aspecto intrÃnseco o interno; por ello es que los sucesos psÃquicos son en gran dimensión el secreto del imputado.
Cuando el imputado no quiere informar al respecto o lo hace con dudosa exactitud, suele parecer imposible penetrar a la complicada red de impulsos anÃmicos al complejo accionar conjunto y antagónico de estos impulsos y al sondear como se entrecruzan y mantienen mutuamente en jaque (entendido como una amenaza o ataque para impedir lo que desea).
