Hace unos dÃas, el escritor boliviano Edmundo Paz Soldán, ha comparecido ante las pantallas de CNN, por Camilo Egaña, un interviuvador pagado de sà mismo. Aunque al izquierdista entrevistador le sobrecogió la experiencia del entrevistado («misericorditis»), en su visita a «la Bogotá más marginal», para mà la mejor parte fue cuando respondió a la interrogante de «cuál es la riqueza de un paÃs»: «la educación de sus ciudadanos».
En ese tema, no pudo ser más acertivo nuestro compatriota, cuando en los tiempos actuales, la educación está absolutamente trastocada.
Un gobernante lo es verdaderamente, cuando su autoridad se funda no sólo en una mayorÃa de votos, sino en sus cualidades personales como prudencia, discreción, justicia y bondad. Un gobernante con altos niveles de atributos externos de autoridad, puede ser el hazmerreÃr de todo el mundo, especialmente si su única habilidad consiste en conservar el gobierno.
Hoy muy pocas personas dicen «por favor» y «gracias». Caminar por nuestras aceras, es casi imposible, las personas mayores, las mujeres y los niños no tienen lugar, los más jóvenes se adueñan de las veredas orillando a los demás. La viciosa costumbre de miccionar en los espacios públicos se ha vuelto, de un hábito sub cultural a casi general. No solamente durante los dÃas de carnavales, sino durante la infinidad de entradas, ensayos, recorridos, fiestas, desfiles y otras múltiples «celebraciones» de todo tipo y a cada rato, que impone la dictadura del circo permanente a costa de pseudotradiciones.
Dictadura del ruido de bandas musicales a todas horas. Dictadura de la mugre, ya que los festivos grupos folclóricos y alegres espectadores, como sabemos, utilizan las paredes y puertas de nuestras casas para liberarse de la orina acumulada en sus organismos, imponiendo una minorÃa que alzar la voz, sus perniciosos hábitos, a una mayorÃa silenciosa.
Pregunte Usted a un profesor de vocación si la educación que se imparte hoy en las escuelas y colegios del paÃs, es superior a la de años precedentes. No. Las leyes educativas en actual vigencia han trastocado la instrucción o enseñanza por la ideologización.
Ergo, si es de los padres que los hijos adquieren la capacidad de afrontar las frustraciones de la vida, si es en la familia donde se cultivan la sobriedad y la templanza, virtudes que una vez arraigadas en la persona, le colocan por sobre las apetencias materiales, le hacen más lúcido y apto, la destemplanza por el contrario, convierte a la persona en esclava de su propia debilidad. Muchos progenitores tal vez por un cariño mal ejercido, satisfacen todos los deseos y caprichos de sus hijos, con lo que les hacen un daño inconmensurable, esta debilidad de los padres de familia, que los convierte sólo en proveedores de las exigencias materiales de sus hijos, muy generalmente nace del deseo de evitar el esfuerzo que supone educar bien, es decir del egoÃsmo.
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