Domingo 12 de noviembre de 2017

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De los 3.500 satélites artificiales que agobian la atmósfera, y de los 8.000 artefactos que giran alrededor del planeta sin ningún objeto y que son considerados "basura espacial", el satélite Túpac Katari, el primero del "estado plurinacional de Bolivia", es uno que todavÃa no fue clasificado.
Dice la NASA que para que un satélite sea considerado formal, e incluido en la primera categorÃa, debe haber sido registrado en la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), lo que no ha ocurrido con el boliviano. No ha sido registrado. Alguien que debÃa cumplir el trámite dijo, seguramente, con toda razón: "Qué pesados son estos burócratas", y no inscribió nuestro satélite.
Tanto esfuerzo, tanta ciencia de los chinos, tanto dinero de los bolivianos ($us 300 millones) y el satélite es chuto. No tiene placa de circulación. Es como si acabara de entrar de Iquique. Si existiera una policÃa espacial, este satélite merecerÃa que le pusieran un cepo, como dicen los españoles, o una trampa, como decimos aquÃ.
Alguna garantÃa debÃan haber dado los fabricantes chinos sobre la legitimidad de este satélite. El presidente Evo Morales estuvo sentado, en diciembre de 2013, en una gélida región de China, mirando cómo se disparaba un artefacto volador. Algún atrevido sugirió desde aquà que, por una suma extra, que pagarÃamos los bolivianos con mucho gusto, el satélite pudiera convertirse en tripulado. Pero la idea fue desechada. El presidente siguió sentado en la tribuna, mirando el espectáculo.