La fe y devoción a la Virgen del Socavón quedaron como muestra incólume de la manera en que los orureños iniciamos el andar peregrino hasta los pies de la madre de Jesús, patrona de los trabajadores mineros.
Esa postura es propia de aquellas personas, o si se quiere, elementos que siguen la consigna de hacer perder el alcance, la significación e importancia que tiene el Carnaval de Oruro, tratando, con esa actitud, hacer prevalecer lo que ocurre en otras partes del paÃs, donde se vanaglorian de algo que es un simple remedo de lo que acontece en la capital folklórica al burlarse de los bailes intrÃnsecos que son propios de los orureños.
En esa circunstancia, tampoco es aceptable ver la presencia de instituciones y autoridades que solo, por querer figurar, creen tener el derecho de considerarlos como pioneros del antruejo andino, conociendo que son los primeros en poner piedras en el camino para que Oruro fracase en su deseo de hacer prevalecer el sentido devocional de la peregrinación.
Con mucha pena es oportuno referirse al hecho de que no se da su verdadera valoración al esfuerzo que realiza cada uno de los danzarines por participar en la festividad, al extremo de ser utilizados sus sentimientos religiosos con fines comerciales en favor de sectores económicos con hambre incontrolada de hacer "fortuna".
Igualmente resulta imposible de creer que funcionarios de alto rango, representantes del actual gobierno, se hayan puesto de hinojos frente a la imagen de MarÃa solo para aparentar su identificación religiosa aprovechando el clic fotográfico ya que ellos profesan la corriente de pensamiento que niega la existencia de Dios en la Tierra.
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