Domingo 05 de noviembre de 2017

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Editorial y opiniones
La Revolución Rusa: Una luz brillante en el firmamento
05 nov 2017
Adhemar Ávalos Ortiz
El 07 de noviembre de 1917 fue escrita la primera página dorada de la historia de la construcción comunista. Bajo la dirección del Partido leninista y con la participación de todo el pueblo trabajador triunfó en Rusia la gran Revolución Socialista de Octubre, la que se convirtió en el más importante acontecimiento del Siglo XX, con derivaciones importantes aunque no muy claras hoy para la gente común. Aún así, muchísimas personas, letradas y no, pueden entender su trascendencia paradigmática, a pesar de no estar totalmente de acuerdo con sus principios y acciones.
Marx, el intelectual dedicado a la interpretación lúcida de la sociedad, embargado por la distribución del producto que acabó en "El Capital", acompañado por ?ngels y seguido por Lenin, señaló que era posible una nueva sociedad, justa y plausible, cambiando la forma de ver y situar las cosas y donde la historia se definió por la ilusión, por imaginar lo posible y necesario, rompió con su dogma y abrió el camino a la verdad, aunque precaria. El "Manifiesto Comunista" lo dice y recalca. Y hablar de Lenin, como el Padre de la Revolución Rusa, es imprescindible por su rol fundamental en el proceso, por su aporte clásico y formativo, además de político, ya que fue un organizador de primera línea, el líder proletario significativo con trascendencia universal, el forjador de la Revolución de 1917 con su invalorable trabajo teórico y práctico que dio dos instrumentos al proletariado para vencer al zarismo y la burguesía en Rusia, posibilitando el cambio profundo en las relaciones sociales: la teoría revolucionaria y el Partido de nuevo tipo. Toda su vida estuvo dedicada a este fin noble.
El Partido de Lenin, el Partido Bolchevique, después Comunista, fue el único que asumió el mandato y el deber de un verdadero Partido revolucionario, garantizando el desarrollo continuo de la Revolución con la consigna "Todo el poder al proletariado y al campesinado". Lo de los intelectuales era otro tema, ellos sí estaban, pero dirigiendo y luchando. De esta manera resolvieron los bolcheviques el famoso problema de "ganar a la mayoría del pueblo", problema que siempre atormentó como una pesadilla a la socialdemocracia alemana. La Revolución comunista es aquella que todo lo purifica, a pesar de su necesaria violencia, pero con el fin de construir una nueva vida, sin odios y en una convivencia civilizada, donde todos tengan lo necesario y hasta lo superfluo a partir del trabajo creador. En esto pensaron los grandes seres humanos desde la antigüedad.