Viernes 03 de noviembre de 2017
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Con la frase de "independencia económica de Bolivia", como justificativo de su acción el Estado nacional en 1952, intervino la minerÃa, la nacionalizó y recuperó la riqueza que manejaban los barones del estaño, los empresarios Patiño, Hochschild y Aramayo. La medida polÃtica devolverÃa la riqueza y las utilidades que esos percibÃan a favor del Tesoro Nacional, por lo menos asà se planteaba el esquema que además puso en marcha a la estatal minera, la flamante Corporación Minera de Bolivia, todavÃa una empresa en ciernes que se suponÃa tomarÃa forma más adelanteÂ?lo que no ocurrió y todavÃa no sucede pese al tiempo transcurrido.
Entonces, los lÃderes revolucionarios hablaban de poner en marcha todo un aparato técnico administrativo que recupere primero la propiedad minera nacional, que la ponga al servicio del paÃs, y que defina una polÃtica de desarrollo minero con la inversión estatal y el esfuerzo y voluntad de los mineros. Sucedió en parte pero los cambios polÃticos, evitaron que se defina una polÃtica minera de evidencia práctica.
En 1985 la abrupta caÃda en el precio del estaño obligó al cierre de las minas del Estado, también de muchas privadas, medianas y de la pequeña minerÃa, era muy difÃcil, casi imposible sostener la minerÃa del estaño. Comenzaron planes incipientes para diversificar la minerÃa, habÃa que buscar otros minerales, pero ese proceso significaba fuertes inversiones y en el paÃs todavÃa no se abrió esa alternativa, que en el curso del tiempo se puso en práctica para evitar el colapso de la minerÃa.
Algunos cambios se produjeron, se impulsó la minerÃa del oro, se encarriló la instalación y puesta en marcha de la primera fundición estatal y se recuperaron algunos centros mineros, sopesando una serie de problemas, propios de la falta de una polÃtica minera metalúrgica nacional. Se persistió en el trabajo de algunas empresas, aunque la ley vigente entonces (1777) limitaba las atribuciones de la Comibol, empresa que no pudo encarar su pleno desarrollo y se mantiene hasta el presente en la terrible incertidumbre de "ser o no ser".