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Viernes 03 de noviembre de 2017

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Perspectiva Minera

Riquezas naturales no renovables son patrimonio de la nacionalidad

03 nov 2017

El 31 de octubre de 1952 se cumplió el acto de nacionalización de las minas � Se han cumplido procesos especiales para controlar los recursos naturales

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Han transcurrido 65 años de haberse dispuesto la "Nacionalización de las Minas" esos centros de alta producción minera que se encontraban en manos de los Barones del Estaño, bajo condiciones especiales de beneficio directo para esos capitalistas y de mínimos ingresos para el Erario Nacional, un justificativo para que en los planes de la "Revolución Nacionalista" se determinó la nacionalización de la riqueza minera.

La referencia histórica del hecho, recuerda que el acto se cumplió en los campos de María Barzola, donde se recuerda una masacre de trabajadores en diciembre de 1942, era un campo adyacente a la población de Catavi, donde se concentran recuerdos y fechas importantes para el sector de los mineros. La nacionalización se cumplió en un marco de inusitado entusiasmo de los dirigentes políticos y sindicales aunque los trabajadores mostraron sus dudas sobre las seguridades laborales que debían aplicarse en defensa de los trabajadores mineros, según recuerdan hasta entonces con salarios restringidos, pero con ciertas ventajas en la dotación de una nutrida pulpería.

En la medida de nacionalización se incluyó a la Empresa Minera Unificada de Potosí, hasta entonces propiedad de Mauricio Hochschild. Esta mina portentosa en la producción de plata, entró en abierto declive al caer el precio de ese mineral, obligando a los nacionalizadores a cambiar la explotación y trabajar vetas de estaño que era más comercializable que la plata con un nivel aletargado y sin visos de recuperación inmediata.

Según refieren algunas notas mineras de ese periodo, la nacionalización de las minas no significó la solución de la problemática social y económica de los centros mineros, donde se tardó bastante tiempo para encarar transformaciones sociales, algunas que por reclamo de los mineros, generaron medidas de represión especialmente dictadas por gobiernos militares y que se suman como las masacres de Sora Sora, Machacamarca y la de San Juan en Siglo XX.

El país sometido a variadas presiones en el "control palaciego" se acomodó también a una serie de cambios en las condiciones económico financieras externas y en ese orden la minería transitó por sinuosos caminos que en algunos casos desvirtuaron los fines de nacionalización que se convirtieron en "capitalización" de varios centros mineros que pasaron a la administración de empresas privadas y propietarios que paralelamente participaron en la actividad política partidaria, con lo que el control de la riqueza minera se desbarató en su finalidad original.

Hay muchas familias de mineros que recuerdan el famoso Decreto Supremo 21060, que fue dictado en un gobierno democrático disponiendo la privatización del sector minero, tomando como pretexto la caída del precio del estaño y lanzando a la calle a miles de mineros, despedidos con el rótulo de "relocalizados" proceso que no se cumplió en ninguna instancia, de ahí que centenares de los mineros sin trabajo cambiaron de ocupación y lo que no lo hicieron se organizaron en pequeñas cooperativas, primero y medianas y más grandes luego, para convertirse en una fuerza que incursionó en la actividad política, como sucede desde hace algún tiempo atrás y pese a contingencias adversas, persiste en tal posición, defendiendo y avizorando mayor participación en las lides parlamentarias.

Dirigentes mineros de la época, atribuyen al D.S. 21060, el objeto de eliminar la práctica del sindicalismo minero, tradicionalmente el más combativo en el país y cuya dirigencia alcanzó en su tiempo lugares en los que se definió la suerte de la Bolivia manejada por intereses exógenos y subalternos criollos, como identificaron los mineros a "golpistas y privatizadores". Los trabajadores mineros, siguen siendo los guardianes de la riqueza minera nacional.

La historia minera del país confrontó una serie de vaivenes, el paso de patrones que en cada circunstancia, echaron mano de la riqueza minera, en diferentes periodos se pudieron aprovechar los tiempos de "vacas gordas", para soportar los tiempos de las "vacas flacas", pero no hubieron políticas apropiadas y aún en el presente, esa ausencia en definiciones estructurales, hace que nuestra minería siga en situación de arranque, pero sin fuerza, ni siquiera con una Ley que tampoco funciona por falta de reglamentación.

La otrora poderosa Comibol, es simple administradora de contratos y su actual situación de dudosa definición se debate en una propuesta inconsistente de "refundación" que ha sido rechazada, pero que tampoco entra en el ritmo de una verdadera "reestructuración" que la coloque en el adecuado punto de partida de un programa estructurado por un equipo profesional, estableciendo las mejores condiciones para cumplir las metas de exploración, explotación, refinación y exportación, con precios que incluyendo valor agregado, permitan el repunte que necesita la minería boliviana, para ponerse a nivel de la competencia internacional.

Medios. Agencias.

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