Jueves 02 de noviembre de 2017

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Los bolivianos vivimos fatigados por un totalitarismo asfixiante, una corrupción estatal incontrastable, pésima administración de fondos públicos y la presencia del narcotráfico, imposible de frenar debido a la visible intención de instituir una doctrina populista injuriosa menospreciante.
Con esa apreciación, la ciudadanÃa orureña debe dar el ejemplo de sumar voluntades que faciliten la capacidad inflexible de enfrentar a cualquier vestigio ofensivo al desarrollo integral de una sociedad civilizada.
Ya no es factible continuar bajo la sombra negra del socialismo que desmorona la democracia como si Bolivia fuera otra Venezuela, siendo necesario defender el resultado del referéndum del 21 de febrero de 2016 y el cumplimiento del artÃculo 168 de la Constitución PolÃtica.
Tampoco se puede permitir el cierre de espacios donde profesionales competentes asuman la responsabilidad de manejar correctamente todo lo relacionado con el rubro productivo con el fin de atraer mayores ingresos de Ãndole económica.
Igualmente no es admisible escuchar expresiones de aquellos que nunca pisaron el claustro universitario, cuando señalan que las Casas de Estudios Superiores deben disminuir su accionar o en su caso ser objeto de cierre, como si fuera pecado el obtener un tÃtulo para servir al pueblo desde ese ámbito.