Miercoles 01 de noviembre de 2017
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Las picardías del Negrito Salvador
01 nov 2017
Fuente: LA PATRIA
Por Ovidio Edwin Cayoja Calizaya - Periodista
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Era una mañana cálida de abril, las hojas de los árboles de a poco se caían anunciando que ya llegaban los meses fríos del año, en la calle los bocinazos habituales de los minibuses que tratan de llegar hasta su destino, en ese trajín un grupo de pequeños esperaban impacientes en las puertas de la Casa Simón Iturri Patiño, ahí donde justamente se tiene un museo con todo lo que dejó el Barón del Estaño antes de irse a Europa a finales de 1920.
-Silencio niños- replica la profesora, tratando de acallar el bullicio, -enseguida vendrá el guía, guarden un poco de paciencia-, replicaba y de pronto de la parte superior de las escaleras aparece una persona de edad moderada, quien con una voz ronca les dice -¿chicos ya están listos? -, y una conjunción de infantiles voces contesta -Sí?-, el guía llamado Ángel brinda las instrucciones necesarias de seguridad de la visita para que ninguno de los objetos sea dañado.
Los niños luego de subir las escaleras se percatan de una figura muy particular, la de un pequeño sentado, con las manos en el regazo y los pies cruzados, está encima de una silla, su mirada parecería indicar que espera algo, -¿quién es él señor? -, pregunta la dulce voz de una pequeña. -Ah?, qué buena pregunta-, responde el guía, y comienza a explicar: "¿Ustedes conocen la historia de Simón I. Patiño, el magnate del estaño que construyó esta casa a principio de 1900 y donde vivió hasta 1920?, pues en un principio no era tan rico, no, era un desafortunado que incluso casi pierde todos sus bienes, de no ser por doña Albina, su esposa, él hubiera estado encarcelado por las deudas".
- Este muchacho que ven aquí sentado se llama Salvador, es un negrito que fue encontrado por los esposos Patiño en uno de sus viajes a Uncía, fue doña Albina que lo recogió cuando tenía cuatro años, estaba sentadito así como lo ven en la estatua, sin familia, sin procedencia, abandonado a su suerte, pero gracias al buen corazón de Albina fue recogido por la familia y tratado como uno más a pesar de que la comida era escasa para todos.
- Salvador seguía a todo lado a don Simón, lo ayudaba en las tareas de la administración de la mina que tenía allá en Llallagua, un día de aquellos cuando Patiño ya estaba muy agobiado por las deudas y los problemas hizo un último intento de buscar una veta en la mina y la encontró, y como tenía al muchacho a su lado decidió llamar a la veta "La Salvadora" en honor al niño que le trajo suerte.
Fuente: LA PATRIA