Salcedo es uno de los 250 miembros de las FARC que trata de aprender un oficio en el caserÃo de Agua Bonita, uno de los 26 asentamientos creados por el Gobierno para que los desmovilizados se reincorporen a la vida civil tras el abandono de las armas.
Entre montañas y quebradas, la urbanización, que se encuentra en la zona rural de La Montañita, a 35 kilómetros de Florencia, capital del departamento del Caquetá, consta de 60 casas, construidas con placas compuestas de una mezcla de cemento y celulosa.
"Algunos que están aquà ya eran agricultores, yo vengo de la ciudad. Ahora empezamos una nueva vida y estamos aprendiendo agricultura", afirma la ex guerrillera que durante 22 años fue enfermera en los frentes 48, 32 y 15 de las FARC.
Además del trabajo agrario, el campamento ofrece oportunidades de aprendizaje en ebanisterÃa, zapaterÃa y piscicultura, entre otras actividades.
Para ello, los desmovilizados cuentan con el apoyo de distintas instituciones del Estado, incluso con la ayuda de particulares.
Este es el caso de Richard Camelo, un joven de Pereira, en la zona cafetera del centro del paÃs, que imparte clases de carpinterÃa a los ex guerrilleros.
"No pertenezco a ningún grupo armado, soy instructor de los muchachos, creo en el cambio, en su voluntad, creo en una nueva Colombia en paz", responde tajante cuando se le pregunta por su decidido altruismo.
"Ellos vienen desde las cinco de la mañana hasta las cinco de la tarde. Quieren enfocarse en una empresa y ese emprender es lo que me motiva. Es el mejor personal que se puede contratar", añade.
Uno de sus alumnos, conocido con el alias de "El Paisa", llevaba 18 años en las FARC, y espera que sus nuevos conocimientos de ebanisterÃa le permitan ganarse la vida, "trabajando en comunidad".
AllÃ, desde finales de agosto, Rosa MarÃa Betancurt, imparte clases de alfabetización para adultos a 15 alumnos "con ganas de aprender".
Mientras dibuja un gran mapa de Colombia en una de las paredes de la clase, explica que se siente feliz educando a los antiguos guerrilleros, ya que según afirma, son muy colaboradores y trabajadores.
"Para mà lo más importante es que aprendan a escribir bien, tengan buena ortografÃa y buena caligrafÃa, y si algún dÃa quieren ser polÃticos, deben aprender a escribir y a leer", declara sonriente.
Salcedo, que sigue fumigando el campo de piñas bajo un sol de justicia, confÃa en la unidad con sus compañeros para alejar las armas y seguir buscando la paz, un nuevo futuro.
Fuente: La Montañita (Colombia), (EFE)
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