Cataluña: Una independencia manipulada e insostenible

Cataluña es una región de España, con 31.930 Km2 de territorio (poco más de la mitad del departamento de Oruro) y 7.5 millones de habitantes, caracterizada por una economía pujante basada en la producción industrial, el sector financiero, el agrícola y principalmente el turismo. Genera un 15% del PIB de España y ha desarrollado, a través de miles de años, una cultura e idioma propios que no se distinguen en lo fundamental de otros de España. Las diferencias son más de forma. En realidad, España es un país producto de múltiples encuentros y desencuentros, una nación en construcción con raíces mestizas. Las sucesivas invasiones y ocupaciones de fenicios, griegos, cartagineses, romanos, bárbaros y moros configuraron el ser español con especificidades regionales. Solamente en 1492 los reyes católicos Fernando e Isabel pudieron reunificar gran parte de la península ibérica en torno a un solo idioma y bandera.

Hoy en día, una minoría calificada de Cataluña, que no representa más que al 40% de la población, pretende la independencia apoyándose en el referéndum ilegal del 1º de octubre, donde participó solamente un 43% del electorado. Ante las acciones decididas del Gobierno español presidido por Mariano Rajoy, los catalanes de variopintas tendencias nacionalistas decretaron su independencia informal el día 27 de octubre, casi al mismo tiempo que el Senado de España dispuso la aplicación del Art. 155 de la Constitución para frenar estos afanes que atentan contra la unidad del país.

Realmente, los nacionalistas han equivocado el camino desde el punto de vista jurídico y han demostrado ir contra la historia. Lo cierto es que todos los españoles tienen un origen común y su unidad fue un producto de los hechos y no de caprichos circunstanciales. Alegan que España les roba sus recursos económicos, que tienen que mantener a habitantes ociosos del centro y sur de la península y que prefieren disfrutar solos de sus riquezas generadas por su trabajo, pero también por sus condiciones naturales privilegiadas. Es una posición angurrienta y egoísta de solamente una parte no mayoritaria de la población de Cataluña, inflamada por proclamas utópicas imposibles de realizar. La Comunidad Europea y casi todo el mundo, en pleno proceso de globalización, donde se unen economías y territorios, no lo van a permitir. Evidentemente, existe contra la historia otra tendencia auto determinativa que se irá debilitando cada vez más.

Y lo antidemocrático en la posición de los separatistas es que han manipulado al pueblo catalán, han violentado las reglas al expulsar del Parlamento autonómico a los opositores elegidos por el pueblo por más de dos meses para lograr fines espurios. Supuestamente los izquierdistas son los que más apoyan un proceso destinado al fracaso, pero Marx y �?ngels dijeron claramente que los proletarios no tienen patria y que la tendencia debe ser a unificar a los pueblos bajo un destino y bandera comunes con la vigencia de principios fundamentales como la justicia, solidaridad y libertad. El partido Español Podemos ya participó en el malhadado proceso constituyente boliviano haciendo parir un Estado plurinacional con pocas luces y muchas sombras. Ahora muestra una posición ambigua oponiéndose de palabra a la independencia catalana, pero apoyándola en las calles. Son los aventureros de siempre que no trascenderán en la perspectiva.