El contenido de vida que se refleja en las diferentes circunstancias de la vida del hombre, con superlativa relevancia actual debido a la problemática de las drogas y otras adicciones; es un elemento, acorde a su etimologÃa, que solo puede activarse mientras haya sustancia en el fondo y en la forma que corporice el argumento de la realidad. El contenido es inhóspito porque no existe sin realidad y la sustancia que hace al contenido es, sin duda, una de las tareas más difÃciles de los humanos, pues sobreviene progresivo, lento pero firme, constituyendo la estructura espiritual que establece la diferencia en el vivir cotidiano.
La sed de sustancia del contenido no es autónoma, por el contrario, requiere de una asimilación de valores y su comprensión y, más aun, vivir con ellos, hasta engrandecerlos por la interrelación humana que genera su peso especÃfico. De la atención y cuidado cotidiano que se le asigne al progresivo incremento del peso especÃfico del contenido depende el rumbo de la vida, la estabilidad emocional, psÃquica y la riqueza espiritual. Con un contenido de vida elaborado con estoicismo, percepción continua de la educación y disciplina indeclinables, es improbable caer en el vicio del consumo y adicción a las drogas, y en cualquier otro desvÃo o deformación, pues los valores imponen su presencia y conducen a una decisión correcta y definitiva sobre los peligros constantes de cualquier adicción.
Son las fortalezas interiores que cada uno elabora artesanalmente, expresado coloquialmente, con las posibilidades de constante perfectibilidad, que confieren una incesante actividad a los procesos del pensamiento, impelidos por la educación y la experiencia, las cuales unidas a la fuerza de los valores estructuran y consolidan el contenido de vida de los humanos. Empero, existe, deplorablemente, la alternativa de acallar o silenciar, nunca del todo, este proceso. Este es el punto de inflexión y momento crucial en la vida de las personas, donde, si se renuncia a la lucha por la elaboración y fijación definitivas de un contenido de vida, el desenlace será terrible.
Las drogas con su efecto de evasión temporal y la porfÃa en la justificación existencial de un derecho a la elección de una vida sin responsabilidades ni deberes, que desactiva y relaja a la voluntad como aplaca a la conciencia, además de destruir la objetividad de la vida, no podrán, sino difÃcilmente, corromper a seres humanos con contenido de vida y arrastrarlos al consumo y a la adicción en su diferentes grados. Por esta causa incontrastable es que las drogas atacan a los niños y adolescentes, por el proceso progresivo de elaboración del contenido de vida en que se encuentran, entonces, la capacidad de educar y formar de los padres en el hogar y de los maestros, educadores y catedráticos en los centros de enseñanza son vitales ante este ominoso peligro, pues cumplen dos objetivos trascendentales: se acomete sin pausas la tarea educativa y de prevención, que significa puntualmente adelantarse a hechos sobrevinientes, y se impulsa el desarrollo del contenido de vida.
(*) Abogado corporativo, postgrados en Arbitraje y Conciliación, Interculturalidad y Educación Superior, Derecho Aeronáutico, doctor honoris causa, escritor.
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