Miercoles 25 de octubre de 2017
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Los masistas están enfrentados en una guerra que para el resto de los bolivianos es silenciosa y misteriosa: la guerra por el poder político.
Los masistas están definiendo quién estará en el control de su partido, o quizá del país, o sólo del Chapare, en los próximos diez o veinte años.
Los bolivianos miran todo esto con cierta indiferencia. Nadie les ha dicho que las peleas en el Banco Unión, Entel, Emapa, BTV, Bulo Bulo, San Buenaventura, son peleas internas dentro del MAS.
Los tiros, en forma de cañonazos o de torpedos, van de un lado a otro y sólo dejan bajas sin nombre, o casi sin nombre, porque son funcionarios de poca monta, son nutridos.
Quienes manejan las cañoneras o los torpederos no se muestran. Actúan detrás de las cortinas. Son los comandantes.
Cuando esta batalla acabe se sabrá quién será el candidato a la vicepresidencia junto a Evo Morales, si es que éste cocalero llegara a ser candidato a pesar del maldito referéndum.
La pelea es por saber quién será el candidato a la vicepresidencia o, en último caso, quién será el candidato que suceda, que reemplace a Morales, si es que éste no pudiera, de veras, volver a ser candidato.