La mayoría de los pueblos han logrado superar diferencias, condiciones de pobreza, solución de graves problemas teniendo en cuenta una realidad: todo se agrava cuando no hay unidad y todo es remediable cuando la unidad forja sentimientos e intenciones de los componentes de un pueblo. Esta verdad ha determinado que países que estaban en condiciones graves de pobreza y subdesarrollo hayan vencido a los males que confrontaban y logrado no solamente superar sus problemas sino alcanzar altos índices de crecimiento y desarrollo.
Un ejemplo que podría ser gran lección para los países del Cuarto y Tercer Mundo, es Corea del Sur, luego de los saldos que dejó la guerra con Corea del Norte entre 1950 y 1953, se ha encontrado prácticamente en condiciones de extremas necesidades, pobreza y dependencia; pero más pudo el coraje de sus gobernantes, a cuya cabeza estuvo el Presidente Sigman Rhee, y de todo el pueblo, que encaró planes y programas que permitieron en primer lugar, unir al pueblo y, para esa unidad han estudiado y concebido solamente tres condiciones: reconstruir el país, encarar los problemas de salud y poner en práctica políticas educativas que determinaron, empezando por los niños, se adquiera conciencia de país.
La unidad y el amor entre todos dio lugar a enfrentar todas las rémoras existentes y, así sea en medio de angustias y necesidades de todo tipo que fueron saldos de la guerra, se hizo realidad no solamente la solución de los inmediatos problemas sino ver el futuro con esperanzas y la convicción de que nada es imposible y que la voluntad de quienes aman a su país puede superarlo todo, así sea con grandes sacrificios y aún venciendo incursiones de coreanos del norte que jamás creyeron en la necesidad de la unidad y, al contrario, profundizaron odios en su pueblo tanto a compatriotas del sur como a los Estados Unidos.
La unidad es elemento que enlaza a los pueblos, obliga a encontrar soluciones a los problemas que se sufren, permite planificación de obras de bien común, determina la vigencia de paz y concordia entre todos porque solamente en paz y armonía es posible mantener una férrea unión y llevar a buen término todas las propuestas que beneficien al pueblo. Estas son realidades que muchos pueblos, por soberbia, no quieren reconocer y menos practicar, especialmente cuando surgen ideologías extremas que buscan hegemonías y dominio de pocos que, alentados por sus ambiciones e intereses no renuncian a nada con tal de satisfacer su orgullo.
En nuestro país nunca hemos alcanzado la unidad que debíamos y la desunión se ha acentuado muchísimo en los últimos once años porque han primado las conductas del partido de gobierno con odios, rencores, complejos y revanchismos que han conseguido ahondar todos los sentimientos de desunión y mayores diferencias entre los bolivianos. Será preciso superar estas situaciones porque, de otro modo, lo único que se hará es agravar todo lo que se sufre en el diario vivir.
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