Neopaganismo y Halloween

No sorprende ya, que las generaciones jóvenes hayan sido atrapadas por el marxismo cultural -gradual en sus métodos y radical en sus objetivos- insuflado mediante los programas educativos escolares, y asimismo, desde, y, en las aulas universitarias, ideologización a la que contribuyen eficazmente los medios de comunicación en general.

Un joven estudiante de derecho me replicaba recientemente, al conversar sobre la irrupción del llamado Halloween, que le extrañaba mi postura contraria al creciente incremento de una pseudo religión ancestral, y también a las expresiones neo-paganas importadas de otras latitudes como es Halloween. Es que ambas expresiones son incompatibles con la Verdadera Fe.

«El término paganismo contiene una noción teológica que designa (�), la situación de los grupos humanos que no hacen parte de la Alianza (�), los paganos son miembros de los pueblos que no han sido alcanzados por la predicación cristiana o que la rechazan. (�) El término "neo-paganos", indica la situación de aquellos que se consideran post-cristianos aun estando bautizados y se vuelven a dioses distintos del Dios de la Biblia (�).» (Enciclopedia Cattolica, Città del Vaticano, Firenze, 1952, vol. IX, coll. 553-554).

En ese arco, en las últimas décadas se han desenvuelto artificialmente supuestas tradiciones pre-cristianas, que en muchos casos carecen de un verdadero fundamento histórico, o de muy difícil verificación.

Este neo-paganismo -inventado a finales del siglo XIX- es el resultado de un conjunto de creencias religiosas, con un alto porcentaje de expresiones politeístas, animistas y panteístas. Algunas de estas prácticas neo-paganas se inspiran en cosmovisiones europeas precristianas como el druismo.

El nazismo para contrarrestar el Cristianismo armó en su momento una secta neo-pagana: «Una de las consignas subterráneas del régimen nazi era eliminar progresivamente la influencia que para el pueblo alemán tenían los ritos de la Iglesia Católica» escribe José Lesta en su libro «El enigma nazi».

Antiguamente la Iglesia, así me lo recordaba un sobrino hace poco, la Iglesia sustituía con sabiduría tradiciones sólidas en reemplazo de las costumbres paganas, y me lo decía él mismo, parece que la Iglesia ha bajado la guardia, ya que hoy por hoy somos testigos de un proceso a la inversa, es decir que hay un reconstruccionismo de antiguas manifestaciones religiosas como Halloween.

Neo-paganismo que consecuentemente, antes que una religión, es más una subcultura debido a su naturaleza sincrética y antidogmática. Cultura pagana que está aniquilando las fiestas católicas, como Navidad, Corpus Christi y las del 1 y 2 de noviembre.

De una desconstrucción -verificada por ejemplo de la Fiesta de Todos los Santos, y de la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, que gracias a exóticos y entusiastas inculturadores del Evangelio -pseudo inculturadores más bien- muchos de los cuales tenían como palestra las semanas teológicas, las semanas marianas y las asambleas diocesanas, aquí mismo en la Diócesis de Oruro, se pasó a enfatizar, o a priorizar mejor dicho, el armado de «tumbas» en las casas, que rezar por las almas de los difuntos, especialmente por las benditas almas del Purgatorio, las almas de nuestros familiares y amigos- se ha pasado a ese reconstruido neo-paganismo, hoy generalizado, fomentado por los propios padres de familia.

Pero hay algo más. Halloween tiene orígenes totalmente paganos. El año 300 a.C., una secta tenía a los celtas, en la antigua Irlanda, sometidos a su influencia, cada año el último día de octubre, celebraban a Samain su dios pagano con un «festival de la muerte», los miembros de esta secta oscura, iban de casa en casa a exigir ofrendas para su dios, a veces sacrificios humanos. En caso de una negativa, pronunciaron maldiciones de muerte en esta casa.

Esa cultura que nos invade, de oscuridad y fealdad, provoca un movimiento instintivo de retroceso y acostumbra a los niños a lo repulsivo, a la muerte, la sangre derramada, las brujas, es un atraco a la infancia, una desnaturalización de lo infantil, que es bello, puro, limpio.

El famoso exorcista del Vaticano Monseñor Gabriel Amorth ha afirmado: «Se trata de una fiesta anticristiana y anticatólica (...) Es una idea del diablo, que tiene la intención de alterar los planes de Dios».

Monseñor Antonino Romeo, a su vez, escribe: «El satanismo más profundo y capilar es la apoteosis y el culto del hombre, con reducción de la religión a algo libre y facultativo».

Halloween es la fiesta del demonio. Muchos no lo creen así, pero coadyuvan inocente o tontamente a ese fin. Espero que Usted no sea un «tonto útil».

german_mazuelo_leyton@yahoo.com