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Domingo 22 de octubre de 2017

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Cultural El Duende

Biblioteca del Bicentenario presentará dos obras en Oruro

22 oct 2017

"Hilda Mundy. Obra reunida" de la escritora y periodista orureña Laura Villanueva Rocabado (1912-1982) y, "Rebelión en las venas" del historiador británico James Durkenley (1953), dos de los 200 libros seleccionados por el Comité Editorial de la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia (BBB), serán presentados este martes 24 de octubre a horas19:00 en la Plaza 10 de Febrero de la ciudad de Oruro. A continuación, el gestor e investigador de cine, Claudio Sánchez y el sociólogo y politólogo Franz Flores, valoran ambos libros

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HILDA MUNDY VA AL CINE

Claudio Sánchez

Recientemente, la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia (BBB) -iniciativa editorial impulsada por la Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, a través del Centro de Investigaciones Sociales- publicó: Hilda Mundy. Obra reunida. Se trata de una exhaustiva recopilación de textos que fueron editados como libros, tal el caso de Pirotecnia: ensayo miedoso de literatura ultraísta (1936) y la publicación póstuma de Cosas de fondo (1989). Sostiene Rocío Zavala Virreira en el estudio introductorio que acompaña este volumen de la BBB: "Hablar de Hilda Mundy es salir del camino, cambiar de dirección, ensayar. Es buscar, más que en libros, en periódicos. Más que en colecciones, en recortes o colecciones siempre incompletas". Es así como Zavala Virreira se anima a presentar esta recopilación de escritos dispersos que pone a disposición del lector la más completa obra de Mundy hasta ahora editada.

Si bien el libro nos permite descubrir la obra de una de las mujeres imprescindibles a la hora de pensar la literatura boliviana del siglo XX, por su orden y fina búsqueda de escritos de Mundy, este volumen de la BBB nos da la oportunidad de conocer algo más sobre ella y su mundo, o el mundo urbano - andino de los años 20 y 30, época que está marcada por momentos históricos importantes, tal es el caso de la Guerra del Chaco (1932-1935). En lo cotidiano, y esto se impregna en las referencias que hace Mundy a lo largo de muchas de sus páginas, este es un tiempo también signado por la presencia del cine, de la sala de cine y el mundo de lo cinematográfico.

Es así que Hilda Mundy se anima a dedicarle toda una página al cine, en sus notas escritas para el diario La Mañana (Oruro). En su columna habitual Brandy cocktail, escribió: "CINE: Espectáculo propicio para el amor. Penumbra esfumada y suave. Silencio discreto. Ambiente tibio. Butaquitas monas y muy juntas? Al frente, realidades bellas, transmitidas al celuloide por un conjunto de artistas simpáticos y sabios en el beso". Esto, más allá de múltiples notas de esta misma columna periodística con alusiones al cine, también permite reconstruir una época del séptimo arte. Así sucede, por ejemplo, cuando en esa misma nota alude a los protagonistas de aquellas cintas. "He aquí por qué veo la atracción de Dita Parlo, la distinción de Mary Pickford, la risa ingenua de Anita Page en nubes de chiquillas de nuestra esfera social".

Con un libro de las características que presenta ahora la BBB, con esta obra reunida, es posible dialogar abiertamente con el cine desde el ámbito periodístico y literario como no se ha hecho hasta ahora dentro de los estudios sobre cine en Bolivia. Teniendo el corpus básico de la obra de Mundy tan sembrado de referencias cinematográficas, como no es usual en la literatura boliviana, se podría pensar por primera vez en repetir una de las fórmulas más interesantes de los últimos tiempos, aquella que sugiere la posibilidad de hacer un ensayo bajo el rótulo de "Hilda Mundy va al cine".

En 1966, el actor Hanns Zischler, quien trabajó con Jean-Luc Godard, Wim Wenders o Steven Spielberg, entre otros, escribió un curioso libro titulado Kafka va al cine. Sostiene Gonzalo Aguilar, director de la colección Los escritores van al cine, de la argentina Libraria Ediciones: "Con paciencia y amor por su objeto, el autor recorrió las cinematecas de Praga, Berlín y París, con el único fin de ver o de reconstruir el argumento de las películas (muchas de ellas perdidas) que Kafka menciona en los Diarios. A lo largo de sus páginas, Zischler nos cuenta cómo eran las salas de cine de aquella época, quiénes eran las estrellas de un cine todavía mudo, qué buscaba Kafka en esas películas y por qué marcaron su vida y su literatura". Siguiendo este ejemplo es que Libraria Ediciones se animó a continuar la senda y presentó la colección Los escritores van al cine. Uno de esos volúmenes es justamente Arlt va al cine, de Patricio Fontana. Se trata de una exhaustiva investigación sobre el cine que vio Roberto Arlt en su tan peculiar Buenos Aires, y al cual hace referencias no solo desde las salas, sino desde los personajes y protagonistas de este fabuloso arte.

Ahora que uno puede leer a Mundy de esta manera tan completa, en esta obra reunida, es urgente ser más fino en la lectura y descubrir que, a través de lo que dice sobre el cine, hace una crítica a la sociedad de la época y su relación con el entretenimiento: "Patriota es la fauna de emboscados que tuvieron el suficiente valor de privarse por largo tiempo de cines, billares y audiciones musicales en la Plaza Central". Pero también se deja maravillar por el encanto de la pantalla grande y se asombra cuando ve proyectarse toda esta magia en una sala oscura: "Y así, este pecado bárbaro de la vida matrimonial parece bello. Se lo ve tan agradable en las actrices de cine frente al objetivo, con misteriosas citas, fugas en automóvil, pistoletazos nulos, que ya constituye una ambición femenina en los corazones de las chiquillas hipersensibles".

"Si en los siguientes meses o años vemos a los jóvenes estudiantes agarrando una obra del Bicentenario en la mano, debatiendo o reflexionando acerca de tal o cual capítulo; entonces, el objetivo y la misión de la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia se habrá cumplido: ayudar a la formación de una nueva generación de estudiantes con una mejor capacidad intelectiva, de estudio, análisis e investigación en el ámbito de la realidad social boliviana". Así concluye el vicepresidente Álvaro García Linera la presentación de la BBB, y a esto hay que darle una pronta respuesta. El esfuerzo que hace la BBB por publicar tan destacada colección de libros, como resultado de una voluntad política estratégica para el fortalecimiento de la "comprensión de la formación de la sociedad, el Estado, la economía y la estructura social en los últimos siglos", merece ser acompañado por estudios complementarios que permitan el desarrollo integral de disciplinas tan diversas como el arte o la economía.

En el caso particular del cine, estamos ante la necesidad de la aprobación de una nueva Ley del Cine en la que se contempla la "crítica e investigación" como parte de la cadena productiva, y como parte de las actividades a las que se les pueda asignar fondos con destino de publicaciones editoriales y virtuales. Surge entonces nuevamente la solicitud de una aprobación rápida de esta ley, la cual permitirá, en un futuro cercano, que la actividad académica especializada pueda integrarse de manera efectiva en un momento clave de la construcción del Estado Plurinacional de Bolivia, desde sus propias identidades locales en diálogo con otras expresiones culturales y artísticas que han merecido particular atención en el último tiempo. Que Hilda Mundy vaya al cine es para los investigadores un camino que debe ser acompañado por nuevos trabajos intelectuales, los cuales deben permitir también que se abran nuevas vetas de investigación que no se encuentren aisladas, sino que dialoguen con su tiempo actual y con nuestro pasado más reciente.

REBELI?N EN LAS VENAS

Franz Flores

James Dunkerley debe ser el académico que con más elementos de juicio trató de entender la política boliviana que nace con la revolución de 1952. Buscó comprender a esa Bolivia revoltosa, conflictuante, desmesurada en sus demandas, infinita en sus anhelos y suicida en sus medidas de "hasta las últimas consecuencias". A este autor nacido en la pequeña ciudad de Wokingham, Reino Unido, lo sorprendía, como a todo extranjero que se pusiera a leer la historia de Bolivia, su cantidad de desórdenes políticos y golpes de estado. En esa medida, la apuesta de Dunkerley, desde el propio título, es estudiar una sociedad que tiene Rebelión en las venas mostrando un país siempre en constante pugna con los poderes establecidos o, en términos que seguramente aplaudiría su gran amigo Guillermo Lora, en Revolución permanente.

Empero, a lo largo de libro de Dunkerley lo que más bien se puede ver es una sociedad, cierto, rebelde, pero a la vez un Estado conservador. Un Estado poco radical, de cambios progresivos, lentos y consensuados. Creo que lo que nos está mostrando Dunkerley en su libro es que, pese a que somos una sociedad rebelde, en realidad ese impulso nunca llega a transformar el Estado; tenemos rebelión en la venas, pero su sangre nunca llega al río, nunca podemos convertir esa energía en un "nuevo" Estado, en suma nunca nuestras revueltas acaban en revolución. Dicho esto, a continuación muestro algunos episodios que pueden ayudar a ilustrar este carácter conservador del Estado boliviano.

Tres episodios

Después de la revuelta del 9 de abril de 1952, a los pocos días llega Víctor Paz a la ciudad sede de Gobierno y luego de "ser aclamado por una multitud de 60 mil personas que portaban pancartas donde se leía ´Bienvenido padre de los pobres´" (pp. 112) hace unas declaraciones más bien tibias respecto de la situación de las minas, manifestando "que cualquier nacionalización tendría que ser cuidadosamente estudiada por una comisión". La intención del nuevo presidente era claramente poner paños fríos a los afanes nacionalistas de la Central Obrera Boliviana (COB), que pedía expropiar las minas de los barones del estaño sin ningún tipo de compensación. Que Víctor Paz haya tomado esa decisión tenía que ver con su propia idea sobre este tema más ligado al aumento de impuesto que a la expropiación, y también con las presiones de la Embajada norteamericana a la que le asustaba la deriva comunista del Gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). Al final, mediante una hábil negociación lo que resuelve Paz es nacionalizar las minas de Patiño, Hochschild y Aramayo, contentando a la COB, pero también pagar por esa confiscación que era lo que pedían los norteamericanos. Mejor muestra de equilibrio político imposible.

El otro episodio conservador tiene que ver con la reconstitución del Ejército que había sido prácticamente destruido en las jornadas de abril. Las armas estaban en manos del pueblo. Señala Dunkerley que "las milicias populares fuertemente armadas y organizadas en las fábricas, en las minas, en el campo y en los pueblos, superaban en número a los miembros del ejército con gran margen" (pp.120). Para Paz esto simplemente era un contrasentido, sabía que sin un ejército oficial era imposible construir el Estado. Con ayuda de Estados Unidos, reconstruye el ejército, lo potencia y, con el tiempo esta institución vuelve a ser una aliada del Estado, no de la sociedad, la institución que le impone límites a las protestas y, la que en definitiva, respalda el poder despótico. Además, este proceso corre paralelo a un debilitamiento de la COB. En 1957, el presidente Hernán Siles -a la par que impone el plan Eder que implica congelamiento de salarios y supresión de las pulperías, lo que afecta duramente a la clase trabajadora- intenta destruir la COB, hasta el punto que Dunkerley nos informa que Siles logró constituir una organización sindical paralela.

El tercer acto no solo conservador sino hasta contrario a los postulados de la revolución de 1952 es el potenciamiento de la oligarquía cruceña. Inspirados por los postulados del Plan Bohan (el consultor norteamericano Melvin Bohan y su equipo estudiaron entre 1942-43 las posibilidades de desarrollo de Bolivia), el MNR buscó modernizar y diversificar la economía, a partir de desarrollar el departamento de Santa Cruz. En este departamento no buscó materializar sus medidas que había aplicado en occidente, no llevó nacionalización ni reforma agraria. El Gobierno del MNR notablemente ayudado por los recursos económicos que succiona de las minas potosinas sin dejar nada a cambio, lleva a Santa Cruz caminos, puentes, créditos para el cultivo de azúcar, harina, aceite. Apoyo que en conjunto termina por potenciar a la oligarquía camba.

Con el tiempo, estas medidas se vuelven contra sus propios propulsores, ya que son los militares y la burguesía cruceña, los que justamente terminan por ponerle fecha de defunción al MNR en el poder. Con el golpe de René Barrientos, en 1964, se inaugura lo que Dunkerley denomina la larga noche, puesto que no será hasta 1982 cuando Siles, el hábil y pragmático político, logra tomar el poder inaugurando un ciclo democrático que dura hasta nuestros días.

Un par de hipótesis

Aunque de las páginas de Rebelión en las venas no podemos tener claro los factores para explicar esta dicotomía entre una sociedad rebelde versus un estado conservador, se pueden adelantar algunas hipótesis. Una de ellas tiene que ver con la debilidad del Estado boliviano que se expresa en su incapacidad de imponer leyes y orden a lo largo del territorio, lo que lo obliga a estar permanentemente "negociando" su poder, pactando diría Rosana Barragán. Ningún Estado en Bolivia ha sido tan fuerte como para desplegar su proyecto de sociedad, el gran obstáculo siempre fue una sociedad movilizada, con diversos intereses y actores.

Lo otro tiene que ver con sus actores débiles, en Bolivia nunca hubo un actor con la suficiente capacidad para imponer su proyecto al conjunto del territorio. Ni los obreros, ni los campesinos, ni la oligarquía cruceña, ni la burguesía paceña tienen la suficiente fuerza para cambiar el estado a su imagen y semejanza. Por ello, quienes dirigen el Estado son, en realidad, una suerte de árbitros que buscan el justo medio para que sobrevivir en el Estado. Los gobiernos, no son la expresión de una hegemonía de alguna clase o sector, sino el mecanismo para el logro de un conjunto de demandas provenientes de diversos actores, donde la habilidad del gobernante reside en avanzar lentamente en su proyecto a la par que va cediendo y limitando sus objetivos.

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