Loading...
Invitado


Domingo 22 de octubre de 2017

Portada Principal
Revista Dominical

En busca de una garantía contra la violencia

22 oct 2017

Por: Ximena Miralles Iporre - Directora de LA PATRIA

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Desde que se publicó la Ley N° 348, para Garantizar a la Mujer una vida Libre de Violencia, algunos varones al parecer se han empeñado en demostrar que esta norma no garantiza nada, pues el número de feminicidios y casos de violencia han aumentado de manera alarmante, no daremos cifras porque no se quiere tratar el tema como una estadística más.

Y la explicación es simple, la ley es letra muerta si no se pone en práctica lo que en ella se declara, si no se cumplen los mandatos, se evitan las prohibiciones y se sanciona a quienes la incumplen.

Sin embargo, aunque se cumpla la ley, las víctimas de violencia deben tener la contención de familiares, amigos y de las mismas autoridades, pues cuando una mujer denuncia violencia a veces se le insta y hasta se le obliga a regresar con su agresor.

Quizás lo que ocurre es que quienes elaboran las leyes, tienen mucho cuidado en usar los términos jurídicos de manera correcta, pero no son personas que han pasado por un episodio de violencia como el que viven, quizás a diario, muchas mujeres, no existe empatía al momento de dictar las leyes y aunque tienen muy buena intención, no se ponen en los zapatos de una víctima de maltrato.

Para empezar, se exhorta a las mujeres a denunciar el maltrato, pero no piensan en lo que la víctima de agresiones siente ante la posibilidad de hacerlo, ya que ellas por más que no deseen seguir conviviendo con su agresor no quieren perjudicarlo, no por la imagen que tendrá la sociedad de esa familia, o de la pareja, sino por lo que pensarán sus hijos viendo a su padre tras las rejas.

Tampoco se piensa en lo aterrada que está la mujer para denunciar. Aterrada de la venganza de su agresor, de quedarse sola, de que nadie la ame, de toda la responsabilidad que pesará sobre sus hombros, porque generalmente los hombres se divorcian de ellas y también de sus hijos, pues no se ocupan siquiera de cumplir con el pago de las pensiones cada mes sin falta.

Muchas mujeres prefieren ser engañadas, agredidas, maltratadas o insultadas, prefieren "aguantar" lo que sea, con tal de tener seguridad económica, de sentirse acompañada y "querida" antes que divorciarse y salir de esa dañina zona de confort, pues aunque no es una vida agradable es la que conocen. Otras no consideran los celos y la posesividad como violencia, creen que si el hombre las cela, le prohíbe tener amigos, salir de casa o si la agrede, con el "afán de cuidarla", es amor, es muy común, al menos en Bolivia, escuchar a mujeres decir que "me pegó pero es porque yo salí sin avisar y él sólo quiere protegerme", y otras excusas como ésa.

Entre otras causas de que una mujer prefiera vivir su infierno a solas está el hecho de que se critica mucho a las féminas, desde su vestimenta, si se maquilla o no, quienes son sus amistades, y hasta si es casada, divorciada o madre soltera, si es madre o no, se la juzga por casi todo, y lo peor es que muchas veces esas críticas vienen de las mismas mujeres.

No obstante, debemos pensar que antes que mujeres, las féminas somos seres humanos y tenemos derecho a la libertad, de vivir, pensar, actuar, caminar y hasta de vestirnos como querramos, sin que eso suponga un peligro, pues se suele culpar a la víctima de la violencia que sufre porque "se puso una falda muy corta", "no hizo la comida como su pareja quería", o a veces hasta sólo por el hecho de haber sonreído.

Algunos hombres son tan inseguros, no son todos pero sí existen, que no soportan el hecho de que sus parejas sonrían, pues sienten que están coqueteando con alguien, y prohíben que lo hagan, pero ése es un extremo que raya en lo absurdo, pues si notamos, se le está quitando a la mujer la posibilidad inclusive de ser feliz, pues la sonrisa es una forma de levantar el ánimo de las personas.

Una persona con la autoestima sana, quizás no se cruce con personas de baja vibración, vale decir, maltratadores, celosos y posesivos que les harían la vida ingrata, pues si a alguien se le pone en el camino a una persona negativa es porque debe aprender algo de aquella.

Quizás ella es agredida por su pareja porque ella misma no se trata con amor y respeto, de manera inconsciente se cree merecedora de ese daño, por eso no sale de ese infierno, pero si no conoce otra vida, difícilmente se dará cuenta que afuera hay un mundo maravilloso, lleno de amor, de paz, de felicidad, de personas dispuestas a contenerla, acompañarla, amarla, además que no se cree merecedora de amor, porque ella misma no se ama.

En conclusión, todo parte del amor propio y de la autoestima saludable, es por eso que el programa Yo Soy Mi Primer Amor trabaja a través de la enseñanza de la autoestima, de enseñar el amor propio, a quererse y respetarse a sí mismas antes de comenzar una relación con alguien del sexo opuesto, a no aceptar maltrato venga de donde venga, es decir, así sea de un familiar o amistad, a empoderarse y asumir las riendas de su vida.

Pero una vez que la mujer sufre violencia, lo esencial son las acciones de contención, hacerle comprender a las mujeres que son seres humanos valiosos y únicos, que no necesitan hacer nada para ser amadas, que con el simple hecho de ser hijas del Creador ya son perfectas, que no tienen que demostrar nada ni complacer a nadie más que a sí mismas. Quienes trabajan con mujeres agredidas, como las defensorías, las casas de acogida, deben tener mucho cuidado porque están trabajando con vidas humanas, no son objetos, por ejemplo, no se debe empujar a la víctima a volver con su agresor, ni juzgarla ni mucho menos culpabilizarla por su situación, en otras palabras, realmente se le debe garantizar una vida libre de violencia.

Para tus amigos: