Sábado 21 de octubre de 2017
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Hablar de Alemania es tocar un tema profundo en la historia, es referirse a un genocidio contra judíos y comunistas, millones murieron, pero sería muy simple solamente referirse a un asunto trágico de manera narrativa, ya que es algo muy trascendente, y radical, cuando toca hablar de Carlos Marx, Federico ?ngels, Rosa Luxemburgo. En el sentido de la dialéctica se debe resaltar lo que hicieron como hechos importantes, construyeron una idea, una concepción de vida, y llegaron a la gloria, la que no se alcanzará del todo, simplemente se la tiene en la interioridad del alma. Rosa se expresó muy claramente respecto a la posibilidad de una nueva sociedad socialista y resaltando sus principales características: "Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres". Una proclama maravillosa y profundamente vívida en un sentido dialéctico.
Hay causas que hoy todavía están vivas, a pesar de grandes derrotas históricas del socialismo real, causadas más que nada no por el enemigo estratégico: el imperialismo y sus promotores, sino, más bien, por los errores de los propios comunistas que prohijaron a sus propios enemigos y a los de la nueva sociedad. En este contexto, Alemania es mucho más, aún a pesar del tiempo transcurrido después de la caída del Muro de Berlín. En las elecciones anteriores a la barbarie, el Partido Comunista de Alemania, fundado por Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht y Clara Zetkin, definió el mapa político de un país nacido con la República de Weimar, destrozada posteriormente por el nazismo. Y ahora, los comunistas, aunque con otro nombre, tuvieron y tienen que ver con el futuro de Alemania reunificada, aunque sólo en parte. Los resultados electorales lo demuestran palpablemente.
El gran dramaturgo alemán, Bertolt Brecht dijo: "Hay hombres que luchan un día y son buenos, otros luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, pero están los que luchan toda la vida, y esos son los imprescindibles". En esta filosofía de vida, profunda como el océano, inconmensurable como el Universo de incógnitas tan perdidas en el tiempo, no debemos olvidar, empero, que no se hace la historia sin grandeza de espíritu, sin una elevada moral, sin gestos nobles. Y vale la pena decir que, repitiendo a Rosa, la de hace casi un siglo: "Las masas han estado a la altura, ellas han hecho de esta derrota, una pieza más de esa serie de derrotas históricas que constituyen el orgullo y la fuerza del socialismo internacional. Y por eso, del tronco de esta derrota florecerá la victoria futura". La historia se repite pero de manera distinta, los que construyeron el pasado lo hicieron pensando en el futuro y, mucho más, los que reflexionaron sobre la futura sociedad. Y Bolivia no es precisamente un ejemplo, las turbas reaccionarias son el ejemplo de lo contrario, construyen el esqueleto de la barbarie totalitaria, como lo hizo Hitler.