Cuando el 10 de octubre de 1982 se reinstaló la democracia en nuestro paÃs, después de pequeños perÃodos con gobiernos constitucionales, se creyó que se habÃa aprendido de lo pasado con dictaduras y con gobiernos legales que tuvieron poca duración; pero, con el paso de los años, se ha comprobado que especialmente la mayorÃa de los partidos polÃticos, no habÃan aprendido nada y, en casos, se obró contrariamente porque no se tomó conciencia de lo importante que gobierno y pueblo vivamos bajo las normas democráticas.
Han transcurrido 35 años, tiempo en que podÃamos haber tomado conciencia de realidades; tiempo en que pasaron varios gobiernos hasta llegar al último que ya tiene duración muy larga y que, se espera, dé paso a la alternabilidad para que sean otras personas las que conduzcan las riendas del gobierno. Han sido años que, se dijo, serÃan de cambio; pero, el mismo partido propiciador de esos cambios, como es el MAS, parece que todos fueron simples enunciados y que los "cambios por mucha demagogia, populismo y propaganda" no han sido más que palabras o, simplemente, cambio de situación para quienes "habrÃan estado alejados de los poderes de la nación".
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Hasta enero de 2006 en que ingresó el actual gobierno, el paÃs pasó por varios regÃmenes constitucionales pero con una faltante muy grave: falta de unidad entre todos para encarar, al unÃsono, todos los problemas del paÃs. En ese tiempo surgieron las diferencias, las discrepancias, los enconos y las poses de soberbia y petulancia en sentido de que cada partido y cada polÃtico se creyó lo mejor aún sabiendo que no habÃan aprendido nada.
Hasta 2006, fueron muchos años desperdiciados, no aprovechados debidamente no sólo en el logro de unidad sino de un encarar conjunto de lo que habÃa que hacer y, asÃ, el régimen del MAS, entronizado debido al resultado de las elecciones de diciembre de 2005, se hizo cargo del gobierno con reproches y acusaciones a todo lo pasado y se prometió "cambiarlo todo y encarar el desarrollo del paÃs, alejados de odios y malas polÃticas"; pero, la práctica demostró todo lo contrario y fueron los odios, complejos, revanchismos, reproches, acusaciones y calificativos de toda Ãndole al pasado y a quienes habÃan sido protagonistas de todo lo hecho y de lo no realizado.
En once años del régimen del MAS se hizo muy poco, lo mÃnimo de lo prometido como "polÃticas de cambio" y la ineficiencia, la carencia de institucionalidad agregados a una corrupción que creció imparablemente, fueron la tónica del gobierno. Hoy, ante lo ocurrido y seguramente sin tomar en cuenta experiencias buenas que pudo dejar el manejo del Estado, se pretende la eternización de quienes gobiernan inclusive contrariando lo que señala la Constitución. Es pues, preocupante lo que pasó y mucho más lo que podrÃa ocurrir en el futuro que se vislumbra poco halagüeño.