Desde la fundación de la República de Bolivia en 1825 hasta nuestros días, el espíritu democrático de nuestro pueblo, fue siempre el hilo conductor de nuestro desarrollo en el devenir de la historia. Y aprovechando el recordatorio de la recuperación de los 35 años de democracia, relatamos a continuación algunos episodios y reflexiones de la historia de nuestro querido país en torno a las dictaduras.
Saltándonos a la historia del pasado siglo, sabemos que durante la década de 1960 - 1970 se sucedieron muchas rupturas al interior de los partidos políticos, que provocaron el golpe de Estado de 1964. La decisión de derrocar a Paz Estenssoro fue tomada por el mando militar de Barrientos y de Ovando, pese a que ambos habían jurado lealtad al gobierno democrático.
De 1964 a 1969 gobernó René Barrientos, que llevó a cabo el Pacto Militar - Campesino, y gracias al apoyo de estos últimos, se llevó a cabo una política muy dura contra la izquierda boliviana, con persecuciones y arrestos arbitrarios. Quedó claro que el membrete de la inclusión indígena sólo sirvió para legitimar a un gobierno.
Sin embargo, debemos recordar, que Ovando, el segundo en el mando político real, convocó a elecciones en 1966, vetando de participar a Víctor Paz y Hernando Siles. De este proceso salió ganador Barrientos, con el 61 %, por lo que no podríamos considerarlo como un gobierno democrático en su continuidad en el gobierno. Barrientos impuso la creación de una Asamblea Constituyente que funcionaba en el turno de la mañana, y hacía las veces de Parlamento por las tardes. Por lo tanto se adoptó una Constitución a la medida del gobierno vigente.
Una muestra de que este gobierno no era democrático fue la conocida "masacre de San Juan". En la noche del 23 al 24 de junio de 1967 los militares dieron muerte a todos los mineros reunidos en Siglo XX, señalando que se trataba de eliminar un foco subversivo.
El 27 de abril de 1969 Barrientos murió en un accidente y fue sucedido en el gobierno por su vicepresidente, Luis Adolfo Siles, quien no duró mucho, pues inmediatamente Alfredo Ovando dio un golpe de Estado.
El gobierno de Ovando, como una típica dictadura, eliminó a una parte de los revolucionarios en la guerrilla de Teoponte (guerrilla inspirada en las ideas del Che), y la otra parte murió por falta de alimentos y por la inexperiencia.
Ovando renunció a la presidencia en 1970 y le sucedió el militar Juan José Torres, el mismo que liberó a algunos izquierdistas, dando paso a la Asamblea Popular que dio a conocer la tesis socialista para el Estado boliviano.
Si bien las intenciones de hacer política desde las bases, parecía legítima, no se pudo saber si iban a lograrlo, pues un sangriento golpe de estado mandó a muchos de los participantes de la Asamblea Popular al exilio.
Todos recordamos la sangrienta ascensión al poder del coronel Hugo Banzer que desplazó la presidencia del nacionalista general Juan José Torres. Banzer ocupó los distritos mineros, a pesar de la resistencia de los trabajadores en las minas y los estudiantes en las universidades, hecho que se prolongó durante semanas. Intervino las universidades y desarticuló las instancias del poder popular. Los dirigentes encontraron refugio en embajadas y luego se exiliaron. Muchos fueron torturados y muertos, y sólo en la ascensión abrupta, la cifra de muertos fue en un mínimo de 80, aunque en círculos militares se habló de 200 bajas.
La dictadura de Banzer duró siete años, gozando el Ejército boliviano de privilegios legales e ilegales, cometiendo prácticas racistas como la esterilización de las mujeres indias. Durante este gobierno, se pisoteó la Constitución y los derechos humanos, se mantuvieron campos de concentración y se prohibió la deliberación pública y política. Los kataristas que hicieron llegar un conjunto de pliegos y peticiones a los militares, fueron masacrados en 1972, en el Valle, con decenas de muertos y heridos.
Luego de 22 días de huelga donde participaron más de mil personas, entre esposas de mineros, campesinos y el pueblo en general, Banzer tuvo que ceder. Se llamaron a elecciones, y tras un empate entre la UDP y el MNR, y siete rondas de votación en el Congreso, se decidió elegir a Walter Guevara Arze, un senador por el MNR, quien fue derrocado por el militar Alberto Natusch Busch, con un golpe sangriento en las zonas periféricas de La Paz.
Sin embargo, antes de lo relatado en el párrafo anterior; entre Banzer y Guevara, se tuvo una elección y dos golpes de Estado. La elección fue ganada por Juan Pereda, pero ésta fue anulada por comprobarse un gigantesco fraude apoyado por el mismo Banzer. Posteriormente Pereda da un golpe de Estado al propio Banzer, luego David Padilla da un golpe de Estado a Pereda y llama a elecciones, donde se impuso Hernán Siles Zuazo, con una alianza integrada por nacionalistas, comunistas y revolucionarios de izquierda, pero con muy corto margen. Prácticamente un empate técnico, que por la presión militar impidió su llegada a palacio.
Continuando con Natusch Busch, éste ordenó al coronel Arturo Doria Medina, disparar a civiles, dejando un saldo de 100 muertos y 500 heridos, su gobierno duró apenas 16 días, en los que desapareció del Banco Central la suma de 64 millones de pesos bolivianos. Tras estos hechos, Natusch cedió el gobierno a Lidia Gueiler Tejada, la primera y única mujer presidenta. Ella convocó a elecciones para el último domingo de 1980.
Es así que para 1980, tras las elecciones realizadas, se vivió un nuevo golpe militar encabezado por los generales Luis García Meza y Arce Gómez, proponiéndose reprimir el descontento social. Luis García desconoció un triunfo de la UDP; de Hernán Siles y Jaime Paz, y asesinaron a Marcelo Quiroga, Carlos Flores y Justo Vega, se detuvieron a otros, como Juan Lechín, y se estableció un toque de Queda, se censuró además, totalmente a la prensa.
Durante este régimen, el coronel Luis Arce Gómez, llevó a cabo una de las medidas más atemorizantes de la dictadura, que fue la suspensión de derechos de 21:00 a 6:00 Hrs. De esta manera si una persona era encontrada en la calle, era detenida o incluso asesinada en el mismo instante.
Es claro que los hechos relatados bien podrían servir para una espectacular película de Hollywood. Se intervinieron periódicos: ?ltima Hora y el recordado periódico Presencia. El 15 de enero de 1981 se asesinó a ocho de nueve dirigentes miristas en la calle Harrington.
Al gobierno de García Meza le siguió el del general Celso Torrelio, que le cedió la presidencia al general Guido Vildoso, quien convocó al Congreso para reanudar el camino a la construcción democrática.
Como vimos, Bolivia a lo largo de su historia vivió muchas veces interrupciones en el Estado democrático, pero conviene recordar brevemente y para finalizar, aquél episodio a tiempo de su endeble nacimiento como república.
Después del nacimiento de la República, el 25 de mayo de 1826; y según los relatos de Marcos Beltrán Ávila, se instaló el Congreso Nacional, donde se discutió el establecimiento de la Nación Boliviana constituida por siete departamentos territoriales y el Gobierno popular representativo con cinco poderes: Electoral, Legislativo, Ejecutivo, Judicial y otro de Censores. A medida que se discutían y aprobaban los artículos de la Constitución, la Presidencia Vitalicia fue aprobada. Por esta razón, hubo mucho descontento. El Código Boliviano era impopular, el presidente vitalicio, era igual que un monarca electivo.
Fue elegido presidente vitalicio Sucre, quien "juró no ser responsable de los males o bienes que originará al país esta Constitución". Es así que el presidente irresponsable de sus actos, decían, no era democrático ni justo, a pesar de que Bolívar manifestó que toda la Constitución "era la inspiración más sublime en el orden republicano". Bolívar soñaba con una Federación General entre Bolivia, el Perú y Colombia, regida por la Constitución de Bolivia. Pero esta federación adolecía de un grave defecto: su inestabilidad por ser personalista.
Se pensó erróneamente que sin la jefatura vitalicia de Bolívar, habría sido difícil mantener la paz y la felicidad de los pueblos. Es así que el 26 de enero de 1927 estalló el motín en Lima contra la Constitución, encabezado por el Coronel Bustamante. Se anuló así la presidencia vitalicia, cayendo así la Constitución Boliviana en Lima. En Bolivia, tuvo lugar en Cochabamba la primera sublevación; los Granaderos de la Guardia. Esta tropa amotinada tomó los caminos de Oruro, Chuquisaca y Tarija hasta llegar a Salta, cometiendo toda clase de depredaciones, donde el capitán Matute, valiente bandolero, se hizo popular caudillo. Poco tiempo después, dos escuadrones de caballería, una compañía del Batallón Pichincha y el batallón Voltígeros encuartelados en La Paz, se amotinaron.
Aconteció entonces, el motín de cuartel del 18 de abril del año 1928. La plebe formada por cholos y pelotones de soldados, escuchaban al orador Olañeta, quien les hacía entender la necesidad de apartar a Sucre del gobierno, por estar su política íntimamente unida a la del Libertador. Posteriormente, el mismo Olañeta se hizo cargo de la revolución contra Bolívar y su política. Es claro que Bolivia y los países vecinos evitaron esencialmente que Bolívar concentrara en su persona todos los poderes y gobernara cómodamente la confederación soñada, desde su trono vitalicio. El gobierno sin límites, era inadmisible.
Podríamos concluir que las rupturas a la democracia tuvieron algunas características comunes:
Crisis de los partidos políticos que son los guardianes del espíritu democrático, con todas sus luces y sombras.
La fuerza y la violencia, ya sea física, psicológica y de otros tipos, que utilizan el poder para amedrentar o manipular a los ciudadanos. De ahí que fue más fácil para los militares ser dictadores.
En el caso de Banzer, que fue la dictadura con más tiempo en el gobierno; además del poder de las armas, se contó con un poder económico que compraba conciencias, debido a los excelentes ingresos por el alza en el precio de las materias primas.
Todos los dictadores se cubrieron con el manto de la democracia. Fueron lobos vestidos de ovejas que callaron la boca a los medios de comunicación y a las personas.
En todas las dictaduras se sobre concentró el poder en una sola persona: el dictador. O sea que se cambió la visión y pensamiento populares, por la de un solo hombre.
La dictadura siempre fue un monólogo del dictador, es decir que la única razón que vale es la fuerza y la mano dura, o el poder económico. En dictadura no se dialoga, pues para dialogar hacen falta dos partes, y si una de las partes es sólo considerada como enemigo o adversario, pues debe ser eliminada o callada. Se vulneran los derechos, se persigue, se mata, se encarcela a quienes piensen de manera distinta.
Bolivia, siempre tuvo un espíritu democrático por sobre todas las cosas, y si en la actualidad creemos que la democracia está en riesgo, talvez deberíamos comparar las características que citamos líneas arriba con las características de este gobierno. En este sentido, debe quedar claro para todos los bolivianos que ni siquiera el genial Libertador Bolívar pudo vulnerar los derechos democráticos de este valeroso pueblo, porque ¡Bolivia no es el feudo de nadie!
No es importante si quieren imponer una dictadura militar o una dictadura socialista, tampoco es importante si son los k´aras o los indios, si hay un pacto militar - indígena, o cualquier tipo de acuerdo. Cuando hay sed de poder, y nuestros gobernantes se creen todo poderosos, el pueblo boliviano demostró y demostrará que ama la libertad y la democracia por sobre todas las cosas, botando a los enemigos de la democracia.
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