Día de la Mujer Boliviana

El nacimiento de la ilustre poetisa boliviana, Adela Zamudio Ribero, un 11 de octubre en 1854, ha sido objeto de recordación especialmente en el nivel educativo, por el ejemplo que la también destacada maestra, escritora y luchadora social desplegó en sus años de trabajo sirviendo a las generaciones jóvenes del país.

Fue en 1980, durante el gobierno de la primera mujer presidente de Bolivia, Lidia Gueiler Tejada, que se instituye por Decreto Supremo el 11 de octubre de cada año para celebrar el Día de la Mujer Boliviana, justamente en honor a la sacrificada y tesonera labor educativa y cultural de Adela Zamudio.

El homenaje es altamente significativo tomando en cuenta que fuera de otras celebraciones, en fechas especiales se congratula a la Madre o la mujer internacional, pero se destaca el valor humano, el trabajo, el sacrificio sin par y la entrega total al servicio de la familia y de la patria, por parte de la mujer, declarando en su honor, el Día de la Mujer Boliviana.

Se han producido cambios paulatinos desde la lucha iniciada por Adela Zamudio en pos de igualdad y trato justo para las mujeres, y es más reciente la admisión generalizada de las propuestas de equidad de género que permiten a más mujeres acceder a fuentes de trabajo en mejores condiciones sociales.

La incursión de la mujer en la actividad política, es otro avance cuantitativo de un proceso que suma más candidatas a las listas electorales, aunque todavía no se alcanzó el patrón de equidad total, en el manejo de la "cosa pública". Este avance reciente obliga a las mujeres tomar responsabilidades objetivas para estar a nivel de los varones en las tareas de la conducción del Estado, eso hace que también mejore la condición cualitativa de la representación femenina

Es importante para las mujeres continuar en su lucha por la obtención de mejores condiciones de vida, por ejemplo para las amas de casa, debe ser reconocida su labor de dignificación total, por ser madres, maestras, administradoras, defensoras intransigentes de la libertad y la seguridad familiar, por lo mismo con un cúmulo de tareas sobre los hombros y sólo con la compensación del amor familiar. La otra figura de la mujer, es la que entra en competencia con el varón y ahora en cualquier nivel de trabajo, desde duras faenas en las minas, fábricas, el transporte, la educación, la administración pública y en infinidad de ramas sociales en las que la mujer alcanzó un alto nivel competitivo, en la política aunque todavía con ciertos moldes de injusticia social.

La Mujer Boliviana frente a los avances logrados dentro de una modificación de estructuras sociales, reivindica la importancia que le corresponde por las condiciones peculiares de sexo, su sensibilidad y la trascendencia de su trabajo dentro de la comunidad. Las organizaciones femeninas tienen que ser verdaderas agencias de bienestar, para que su sector sea parte del cambio social como alternativa de enriquecer el núcleo familiar en un ambiente en el que prevalezca la intuición, la inteligencia, el amor y la valentía de la mujer boliviana como ejemplo para la construcción de una sociedad unida.

Fuente: LA PATRIA