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Domingo 08 de octubre de 2017

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Cultural El Duende

La Asociación de Estudios Bolivianos y Charles W. Arnade: un encuentro para estudiar Bolivia

08 oct 2017

Erika J. Rivera

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Primera de dos partes

Este año se llevó a cabo el IX Congreso de la Asociación de Estudios Bolivianos (AEB) en la ciudad de Sucre del 24 al 28 de julio en el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia [a cargo de Andrea Barrero]. Es el evento más grande dedicado a estudiar Bolivia en sus múltiples dimensiones. Basándome en fuentes como el matutino "Correo Del Sur" (Puño y Letra de 24 de julio de 2017), se puede decir que esta edición de la AEB contó con la presencia de más de 500 académicos y estudiosos de Bolivia, procedentes de distintos puntos del planeta. Hubo 36 simposios que giraron en torno a un abanico muy amplio de temas vigentes sobre patrimonio, historia, arqueología, sociología, salud, psicología, cine, economía, literatura, política y filosofía.

Además, este IX Congreso contó con presentaciones y venta de libros, conferencias magistrales, coloquios y debates, el homenaje a historiadores que han fallecido en los últimos años, proyección de documentales y música. En suma, un festín para todos los sentidos de quienes nos interesamos en Bolivia. Asimismo, los puntos fuertes del programa fueron dos. Por un lado, la gran diversidad de simposios temáticos que se desarrollaron. Se abordaron diferentes problemáticas, que tocaron desde la historia indígena hasta la historia contemporánea y reciente de Bolivia; cuestiones relativas a su sociedad y cultura o a la espacialidad y territorialidad; también aspectos más conceptuales y teóricos, que invitaron a la reflexión sobre historiografía, política y filosofía. Esto tuvo que ver con la interdisciplinariedad por la que apostaron los organizadores del Congreso y garantizó en definitiva una gran variedad de público expositor y asistente.

Por otro lado, las conferencias y presentaciones de libros, realizadas por fuera de los simposios temáticos, también abarcaron distintos temas y trajeron figuras muy importantes de la intelectualidad boliviana y latinoamericana. Como pudimos apreciar, fue posible resaltar las actividades por fuera de los simposios temáticos, es decir: más allá de las reuniones, la producción, el debate y la difusión.

La producción escrita sigue siendo importante para las futuras generaciones. Por ejemplo: encontré un libro, el cual es el segundo objetivo de este artículo, en los estantes de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia ubicado en el Archivo y Biblioteca Nacional de Bolivia, titulado Historiografía colonial y moderna de Bolivia de Charles W. Arnade (traducción, edición y prólogo de Laura Escobari, presidenta de la Academia Boliviana de Historia). Entonces con el libro en mis manos, por mi ingenuidad e ignorancia, me vino a la mente la pregunta lógica: ¿Quién es este señor Arnade y de qué se trata este libro?

Por todo lo expuesto consulté el Diccionario cultural boliviano (elias-blanco.blogspot.com) y el clubensayos.com, y se puede señalar que Charles Wolfgang Arnade fue de nacionalidad estadounidense. Nació en Görlitz, Alemania, el 11 de mayo de 1927 y falleció en Leesburg (Virginia, Estados Unidos), el 7 de septiembre de 2008. Me atrevería a afirmar que fue un gran historiador y un gran bolivianista. Existe una importante entrevista realizada por su colega boliviano Juan Siles Guevara ("Conversando de historia con Arnade", en: Presencia Literaria [La Paz] del 28 de septiembre de 1980, p. 1), donde Arnade afirmó: "Somos productos de la Historia. No podemos cambiar eso, es muy necesario conocer la historia porque esta no se repite en detalle, pero sí en sus grandes rasgos". Charles W. Arnade estudió en Michigan y Florida. Llegó a ser Jefe del Departamento de Historia de la Universidad Estatal de Tampa. Participó en los "Cuerpos de Paz" de los Estados Unidos en 1960 en calidad de miembro y consultor. Asimismo fue miembro de la Sociedad Histórica Meridional y de la Sociedad Antropológica de Florida.

Arnade conoció Bolivia en su juventud, radicó en Bolivia cinco años (aproximadamente 1952-1957), inicialmente en Sucre, como becario de la Universidad de Princeton.

Tras su formación académica en Estados Unidos, eligió Bolivia para su tesis doctoral que versaría sobre la fundación de la República. En 1976 se publicó su ensayo titulado Vicente Pasos Kanki [1779-1852] y la historia de los Estados Unidos, en el que retrata al indígena e historiador paceño. Publicó también los siguientes libros: La dramática insurgencia de Bolivia (1957); El problema del humanista Tadeo Haenke (1960); La historia de Bolivia y de los Estados Unidos (1962); Escenas y episodios de la historia: estudios bolivianos, 1953-1959 (2004); Mi vida en Bolivia (2003); Historiografía colonial y moderna de Bolivia (2008).

Asimismo existe un dato antiguo: según José Roberto Arze nuestro autor publicó un ensayo en "El Diario" el 8 de noviembre de 1953 en torno a uno de los primeros periódicos del país, "El Cóndor de Bolivia", que circuló en Sucre entre 1825 y 1828. Arnade consideraba que esta "gaceta fue el comienzo muy digno de la historia del periodismo boliviano".

Considero muy importante la crítica de Charles W. Arnade a la historiografía boliviana en su Historiografía colonial y moderna de Bolivia, porque nos hace notar que en nuestro país se ha hecho mucha filosofía de la historia y no así historiografía. Esto quiere decir que grandes personalidades intelectuales en nuestro medio se han dedicado a realizar interpretaciones de la historia sin revisar fuentes primarias.

Que nuestra debilidad se encuentra en la falta de métodos de investigación para abordar documentos o fuentes primarias para apoyar nuestras interpretaciones. No tenemos una cultura de investigación y seguramente son muy pocos los que realizan ese trabajo metódicamente en los diferentes archivos del país. El valor que damos a los documentos originales es ínfimo y ni siquiera se nos ocurre husmear en ellos.

Es evidente que nuestra sociedad nos forma con un bajo nivel investigativo; nos falta ser curiosos, porque hasta el día de hoy se encuentran cientos de documentos apilonados sin una revisión, por falta de interés porque los documentos afortunadamente existen gracias a mentes visionarias que hicieron la recopilación y son señaladas una por una en el libro al que nos referimos. Solo faltamos nosotros con un trabajo tesonero, disciplinado y sobre todo con métodos de investigación.

Pese a todo ello, Arnade trata de mostrarnos los diferentes factores por los que en nuestro país se apreció el valor de los documentos originales y de los buenos archivos organizados y también la conciencia de formar historiógrafos. Por ejemplo: Alcides Arguedas para construir su tesis sociológica necesitó conocer la historia de Bolivia en su integridad y se dio cuenta de que los textos bolivianos eran miserablemente pobres y las monografías especializadas eran pocas.

Si bien Arguedas escribió una Historia de Bolivia en varios tomos, pero no cubrió el extenso pasado, si bien resumió diversos escritos y proyectó volúmenes y es el primer esfuerzo de una gran escalera para sistematizar el estudio de nuestro pasado, pero nunca investigó en archivos polvorientos, le faltaron monografías basadas en fuentes primarias. Por ello carece de precisión y tiene muchos detalles innecesarios. He aquí una crítica concienzuda a toda una generación de intelectuales que emergieron por la necesidad de pensar problemas del contexto boliviano.

Continuará

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