El ejemplo más claro del horizonte que se le presenta a priori al electorado brasileño es el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, el lÃder más popular del paÃs, pero al mismo tiempo el más rechazado y ya condenado en primera instancia a nueve años y medio de cárcel por corrupción.
Lula aparece como favorito en todas las encuestas de cara a las presidenciales de 2018, pero su posible candidatura, ya insinuada, serÃa impedida por la ley si esa sentencia fuera confirmada por un tribunal superior, lo que puede ocurrir a mediados del año próximo.
Para más males, Lula aún enfrenta otras seis causas penales por supuesta corrupción y su candidatura es el único "plan" para 2018 en el Partido de los Trabajadores (PT), que carece de otro lÃder con esa proyección y además tiene a casi toda su directiva en problemas con la justicia.
En el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), otro de los más influyentes del paÃs, que integra la base polÃtica de Temer y ya gobernó con Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), las cosas tampoco están nada fáciles.
El actual gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, que ya fue candidato del PSDB en 2006, perdió frente a Lula y no esconde sus intenciones de llegar un dÃa al poder, es sospechoso de haberse beneficiado de la red de corrupción que operó en la petrolera y hasta tiene una investigación pendiente en el Supremo.
Ese mismo escenario devastado tiene el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que, pese a ser la principal fuerza polÃtica del paÃs, no postula candidatos presidenciales desde 1994 y ahora tiene a toda su cúpula investigada por el Supremo.
Las últimas encuestas coinciden en que el apoyo al gobierno del PMDB se sitúa en niveles crÃticos que van del 3,5 % al 5 %, lo cual pudiera anular la posibilidad de que un candidato apoyado por Temer y su partido llegue al poder.
Algunas encuestas le han llegado a atribuir un 20 % de intención de voto y una tendencia a crecer, pero, aunque no está salpicado por asuntos de corrupción, no está libre de problemas judiciales.
En los últimos años, ha sido objeto de sanciones pecuniarias en la justicia civil por homofobia, por incitar a la violación y por "expresiones injuriosas" que "ridiculizan, maltratan o deshumanizan a la población negra", según reza una sentencia dictada en primera instancia esta misma semana.
Fuente: Brasilia, 7 (EFE).-
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