R: Porque considero que querÃa darle democracia a nuestros paÃses.
J: El muchacho que me dio esta respuesta definitivamente necesitaba una clase de historia básica de manera urgente.
El Che Guevara luego de su triunfante epopeya cubana, como todo argentino, sintió en carne propia que era el dueño de una ideologÃa y accionar triunfante que estaba a cargo de la verdad y realidad absoluta. Y como sucede siempre, quien más cerca se siente de la verdad, seguramente está equivocado.
La Sierra Maestra no tenÃa nada que ver con el Congo y la selva africana mucho menos con Ã?ancahuasú. Su peor derrota partió con la peregrina idea de creer que podÃa repetir a Santa Clara por donde pasase. Los seres humanos somos infinitamente diversos y el medio ambiente nos vuelve absolutamente diferentes, tanto social como polÃticamente.
Por lo tanto, creer que tenÃa la receta para darle democracia a un paÃs, cuyo presidente en ese momento fue democráticamente electo, era un error diametral. Creo que ni siquiera necesitarÃa decirle que el único paÃs al que supuestamente "libertó", lo que menos conoce, son las reglas de la democracia.
R: Fue un gran revolucionario.
J: Hice un intento de diversificar esta respuesta y bifurcarla entre el hombre proclive al cambio y el combatiente que busca la revolución en base a la conflagración.
El 11 de abril, los militares firmaban en Laja su capitulación a Hernán Siles Suazo, cuya representación incluÃa no sólo a la masa combatiente de la revolución, sino principalmente a una idea y demanda que habÃa nacido 20 años antes en las trincheras del Chaco y que cobró cientos de litros de sangre para hacerse realidad.
Bolivia se sumergió en un cambio que con luces y sombras sigue siendo la Revolución Nacional que además, entre muchas metas, habÃa entregado la tierra a quien la trabajaba, factor que ni el PCB, mucho menos los extraviados comunistas de aquel tiempo supieron leer y que al final les costó su trágica derrota.
R: Era un gran humanista.
J: No necesito agarrarme de frases trilladas como "Papá hoy me di cuenta que me gusta matar", o "la juventud es una masa que no debe pensar por sà misma", a mà me alcanza con: "¡El odio es el elemento central de nuestra lucha!".
El comunismo esencialmente no entiende el formulismo de la convivencia. Sólo comprende la obediencia, sin importar cuan equivocado pueda estar el dueño de la verdad o la reglamentación de la disciplina. El objetivo primario es la sujeción a la orden sin considerar lo que pida la coyuntura y mucho menos lo que la sojuzgada plebe quisiera optar para vivir mejor.
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