La Ley de Imprenta es una sabia Ley dictada el 19 de enero de 1925, su vigencia es a la fecha de 92 años y su contenido ha permitido mantener incólume la práctica de la Libertad de Prensa, requisito invalorable para sostener sin trabas la libertad de expresión, derecho fundamental de la gente libre que practica la democracia y hace buen uso de las libertades ciudadanas.
Hacemos el recordatorio ante algunas vedadas intenciones de ciertas parlamentarias del esquema oficialista, que se han permitido poner en duda el valor intrínseco de una ley casi centenaria, que ha servido para regular en todo ese tiempo la función de la prensa y el trabajo de los periodistas, evitando incluso en nefastos periodos de dictadura que se judicialice el trabajo de la información.
En el actual periodo no es ya novedad que alguna corriente política pretenda "hacer modificaciones" en la Ley de Imprenta, bajo el argumento de que necesita actualizarse, por supuesto aprovechar la coyuntura para quitarle la fuerza que desde hace más de 90 años ha servido para frenar abusos de intolerancia en perjuicio de las libertades y los derechos humanos.
Es evidente que la Ley de Imprenta tiene que actualizarse, esa tarea es preocupación y responsabilidad de los organismos afines al sector, que están trabajando en esa adecuación, considerando la irrupción de nuevos medios, desde los radiofónicos, televisivos y recientemente la era digital. Es una tarea ineludible, pero el contenido del proyecto, corresponde a los profesionales del ramo y no a los políticos.
En los últimos días y con alguna mala interpretación en la pretendida intención de colocar a los periodistas bajo el código penal, han surgido justificados reclamos para que el que informa o el que opina sea juzgado por delitos que cometiera, en el régimen vigente de la Ley de Imprenta y no en la vía penal de la "mala praxis".
Este tema ha sacudido propiamente al sector profesional en su conjunto, pues se trata de un elemento jurídico que ha derivado del reclamo del sector médico que aparece seriamente comprometido en funestos resultados de "mala praxis" profesional. Los médicos reclamaron y lograron que "lo de mala práctica" se extienda a todos los sectores profesionales, en los que por supuesto hay pruebas de variado orden en materia de prácticas profesionales indebidas. Lo que se pone al frente de tratamientos extremos son las regulaciones internas de cada sector, el cumplimiento juramentado de obligaciones éticas y un orden sancionatorio para cada segmento profesional.
En el caso concreto de los periodistas, las autoridades del Poder Legislativo nacional postergaron para los siguientes días una reunión explicativa con los dirigentes de organismos profesionales, empresariales y gremiales de la prensa, para descartar abiertamente la posibilidad de modificar la Ley de Imprenta. El presidente del Senado, que ejerció la actividad periodística, desmintió la posibilidad de tratar ese tema, situación que fue corroborada por su colega, la presidenta de la Cámara de Diputados.
El sector de la prensa debe estar seguro que no será vulnerada la Ley de Imprenta, lo que significa que se mantendrá vigente el respeto a la Libertad de Expresión y naturalmente a la Libertad de Prensa, conservándose además la inviolabilidad del secreto en materia de imprenta. Los dirigentes lo han remarcado, modificar la Ley de Imprenta sería acabar con la libertad de expresión, por tanto esa ley no se toca.
Fuente: LA PATRIA
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