Sábado 30 de septiembre de 2017
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Los ciudadanos somos testigos de las decadentes declaraciones de autoridades nacionales. El primer mandatario se ocupa de quienes hacen caca en el bosque, porque ya olvidó cómo son las letrinas en su altiplano natal. Se suma el senador que habla de baños en Washington porque no se informa cómo andan las cosas por casa.
La escatología no es algo nuevo entre los conductores del proceso de cambio y hay un librito best seller que recopila esos dichos. La escatología en su significación más olorosa y no la otra traducción que hace referencia al estudio de la eternidad.
Sería más interesante que se ocupen de investigar y mejorar los llamados servicios higiénicos a lo largo y ancho de la geografía nacional, ya que el tema tanto los inquieta. Un estudio de Unicef en Trinidad revela cómo las condiciones de los excusados en los colegios son una agresión al pudor y a la dignidad de las adolescentes.
Los turistas son los que más sufren, sobre todos los que están acostumbrados a un aseo decente. Un recorrido por los pueblos más emblemáticos en el ingreso de visitantes es casi horroroso. Por ejemplo, en Copacabana, donde, salvo los mejores hoteles, el forastero debe usar un baldecito para echar agua al inodoro y para lavarse las manos, sacando agua de un turril sucio. Situación que se repite a lo largo de la ruta hasta La Paz en las cuatro horas de viaje.