El país necesita inversiones

Aunque se insista en mostrar una imagen especial de la economía nacional, con índices que están en la expectativa de las autoridades y que incluso nos permiten seguir liderando en materia del crecimiento del PIB en la región, la realidad de los hechos nos lleva a recordar cifras vigentes que señalan la posibilidad de que a fin de año tendremos un déficit fiscal aproximado al 7,8 por ciento, lo que significa una disminución de 2.652 millones en el Producto Interno Bruto (PIB) que de manera optimista debería haber llegado a los 34.000 millones de dólares.

No hay vuelta atrás en los números, el recorte de ingresos es una realidad y el proceso no es reciente, puesto que en el control estadístico, este será el tercer año continúo que obliga a realizar ajustes de equilibrio en materia financiera.

Las condiciones propias de un proceso en descenso se sienten en el comportamiento de la sociedad, preocupación porque aumenta el desempleo, y en mayor proporción crece la informalidad y la actividad ilícita del contrabando, como una forma de salvar las necesidades imperiosas de muchos hogares.

La figura objetiva de nuestra situación se refleja en los resultados que arrojan las transacciones de la economía interna, con una cantidad preocupante de empresas estatales deficitarias pero que sostienen planillas laborales de condición social y hasta política, que implica restarle ingresos al Presupuesto General, es más al fallar el sistema productivo estatal se desincentiva al sector privado que por fuerza de la circunstancia debe cubrir las diferencias negativas en el sostenimiento del PIB, lo que tampoco es posible por mucho tiempo, cuando no hay incentivos y al contrario se "ajustan" algunas cargas impositivas que por su aplicación resultan inequitativas frente a un enorme conglomerado social que evade impuestos, pero puede mover grandes capitales.

Es urgente que se apliquen correctivos en materia económica y una medida que no debería demorar por mucho tiempo es la actualización de la Ley de Inversiones para hacerla más dinámica y abierta a captar inversiones extranjeras con fines de impulso directo a sistemas productivos, situación que en el caso de "capitales selectivos" buscarán las mejores opciones para generar industrias que en tiempo y espacio sean rendidoras, aseguren empleos y diversifiquen nuestra economía, dejando de lado el crecimiento de la administración pública que se incrementa en número y eso significa más carga en el presupuesto fiscal, que es lo que justamente debe disminuirse.

Expertos y ex autoridades del ente emisor de Bolivia sugieren la urgencia de "adecuar" la Ley de Inversiones a las necesidades del país, pero tomando en cuenta algunas condiciones vigentes en políticas vecinas, donde acuden los inversionistas sabiendo que tendrán mínimamente seguridades e incentivos para desarrollar proyectos productivos.

Nuestro país, evidentemente sigue liderando con cierto porcentaje a su favor el crecimiento del PIB en la región, pero ese rubro no es una garantía sostenible cuando los factores de todo un proceso externo son adversos pero evidentes. Lo ideal es ajustar la economía a la realidad inocultable de la región.

Fuente: LA PATRIA