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Invitado


Domingo 24 de septiembre de 2017

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Cultural El Duende

Luciano Durán

24 sep 2017

Luciano Durán Böger. Santa Ana de Yacuma, 12 de noviembre de 1902 - La Paz, 11 de agosto de 1995. Poeta, novelista, ensayista, pintor y político. Premio de Poesía (La Paz, 1940) Violeta de Oro - Juegos Florales (Santa Cruz, 1960). En 1963 publicó en poesía: Geografía de la sangre y en ensayo: Poetas del Beni. Es autor de cuatro novelas: Sequía (1960), Inundación/Limoquije (1965), En las tierras de Enín (1967) y Sangre en la esmeralda (1972).

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Pero voy a acostarme con zapatos

En el regazo de la hora

con su mandil de brisa,

tendré el cariño de mi aurora,

diciéndome

"Hijo, ven a tomar el café

que está servido"

Y se me va

el recuerdo

con su imagen

brumosa.

Cuando apenas

sonríe la mañana,

pasa un leve

temblor de surtidor.

Si se está rodando

fronteras y horizontes

el amoroso

alero de una casa

no satisface a nadie.

Yo, por ejemplo,

tengo una mujer

que me prepara

el dislocado dulzor

de un café

con pan despectivo

y no sé quién lo toma

y lo digiere.

En esta mañana

con delantal de niña

he bebido el firmamento

con profundidad de amor.

Gracias al tiempo,

es nada,

pero voy a acostarme

con zapatos

por si despierto muerto.

Paisaje, sangre y espíritu del Beni

fragmentos

Hijo

del olvido

y la distancia.

Te envolvió la aurora

con sus pañales rojos.

La entraña verde y bárbara

dio sangre a tus ensueños

y espíritu a tu carne.

La mópera del alba

te oculta en el yomomo.

Fragancia de vainilla,

de aromo y de cedrón.

Tropel de cerriles

truenos

y un bramar de luz

te araña

con refucilos

indómitos.

Eres látigo telúrico

de un presente

amargo,

¡amargo!

Fuerza y ardor

primarios

de lo que serás

mañana.

Cantar de vida y de gozo

con las guitarras del tiempo.

Tus ríos son mis arterias

y tus árboles, mis nervios.

Hay magia verde

en tu entraña,

libertad hay en tus alas.

Vencedor de luz y espacio,

tú laceas la torada

con un matico en el hombro.

Arco salvaje de estrellas,

arco tenso de mi siglo.

Chonta que no se quiebra.

Tu destino

frente al tiempo

es una flecha de anhelos.

Todo ríe entre tus límites,

risa abierta de la pampa.

Hasta la muerte se ríe

de tu olvido y abandono.

Son caderas opulentas

las barrancas de tus ríos.

Polvareda luminosa

de mi tierra sin caminos,

con sus senderos de agua

a lo largo de la angustia.

El yomomo

está en tus manos,

El curichi en tu cintura.

¿Qué serías, tierra nuestra,

sin tus ríos y tus remos?

¡Ay el Beni, Beni, Beni

de cinco trinos distintos!

Palmeras en el bajío

con ausencias pensativas.

Pasitrote y sillonera

va rimando

en una yegua

tu esperanza que vaquea.

Hermosa

es tu yegua mora

persiguiendo

al horizonte

cuando disparan

las nubes

arreadas por el viento.

Por aquí pasó la pena,

está muy fresca la trilla.

Falta pan

y falta luz,

falta leche

y falta carne.

Ni pa´ remedio

se encuentra

un terroncito de azúcar.

Mucho jumechi

en la esquina

incendia

venas y nervios.

¡Hay bravura

en tus machetes

y un hondo

ritmo en tus remos!

Ay, mi Beni,

Beni, Beni

de cinco trinos

distintos!

Nada valdría

el romance

si no existiese

el camino

por donde

va la esperanza

de tu inquietante

destino.

¡Hay bravura

en tus machetes

y un hondo ritmo

en tus remos!

¡Si así te quieren,

te quieran!

¡Si así del olvidan,

no importa!

Para tus amigos: