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Domingo 24 de septiembre de 2017

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Cultural El Duende

Reflexiones en el centenario de la Revoluci贸n de Octubre

24 sep 2017

H. C. F. Mansilla

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Segunda y 煤ltima parte

Pero se trataba de una oposici贸n profundamente dividida, incapaz de actuar en la esfera pol铆tico-institucional, interesada sobre todo en restaurar la libertad de acci贸n del movimiento sindical y la validez de algunos derechos humanos masivamente pisoteados por el gobierno bolchevique.

Eran grupos pol铆ticos inmersos completamente en la tradici贸n hist贸rico-cultural del autoritarismo.

Igual que sus oponentes; rehusaban con la misma vehemencia el pluralismo ideol贸gico, la democracia "formal", las pr谩cticas liberales y la econom铆a de mercado.

Las principales demandas de la oposici贸n rusa alrededor de 1920-1924 consist铆an en

(1) la industrializaci贸n masiva,

(2) la colectivizaci贸n de la agricultura y

(3) la planificaci贸n exhaustiva, lo que conllevaba necesariamente la abolici贸n del mercado y de los productores independientes.

Posteriormente la ortodoxia stalinista hizo suyas estas demandas. En el plano de la teor铆a esto signific贸 la carencia de una consciencia cr铆tica frente a los intentos de la modernizaci贸n totalitaria estatista, que, despu茅s de todo, fue la constante en Rusia a partir del zar Pedro I el Grande: a nadie le sorprendi贸 la mixtura de la tecnolog铆a occidental y el legado de la cultura pol铆tica del autoritarismo.

Lenin propugn贸 la utilizaci贸n de los medios m谩s represivos para alcanzar sus fines: aconsej贸 no arredrarse ante los "procedimientos b谩rbaros" de Pedro el Grande para luchar contra la "barbarie", que era, en realidad, lo premoderno.

Esta posici贸n, que privilegia la centralizaci贸n, los m茅todos militares y la burocracia en cuanto los mecanismos m谩s eficientes de organizaci贸n social, ha sido inmensamente popular en todos los partidos comunistas y en c铆rculos de marxistas de toda laya.

Su inconveniente estriba en que se halla contrapuesta a las presuposiciones que Marx atribuy贸 a un r茅gimen socialista: el acercamiento efectivo al "reino de la libertad", la terminaci贸n de los fen贸menos de alienaci贸n y enajenaci贸n, la paulatina extinci贸n del Estado, el libre desenvolvimiento del individuo eximido de las coerciones sociales.

Una de las principales insuficiencias de casi todas las variantes del marxismo ha sido su capacidad relativamente limitada de comprender la complejidad del mundo moderno de manera realista. Su posici贸n fundamentalmente simplista le impidi贸 percibir las m煤ltiples funciones que cumplen los medios generales y generalizables de la modernidad: el dinero y el poder.

La identificaci贸n de estos con las fuentes centrales de la alienaci贸n deja de lado los variados, razonables e imprescindibles roles que estos medios cumplen para hacer caminar las complicadas sociedades actuales.

De ah铆 la ilusi贸n de que la eliminaci贸n de la propiedad privada sobre los medios de producci贸n terminar铆a pronta y definitivamente con la fuente principal de la enajenaci贸n, lo que result贸 ser falso.

En la misma l铆nea Marx y casi sus disc铆pulos sobrevaloraron las tareas que el Estado deb铆a cumplir en la etapa socialista, una vez superado el modo capitalista de producci贸n.

No se imaginaron, sobre todo, que el aparato estatal podr铆a reproducir y hasta magnificar el legado autoritario de muchas tradiciones culturales, creando una administraci贸n p煤blica hipertrofiada y burocratizada, junto con una 茅lite pol铆tica que se apoder贸 de las prerrogativas m谩s odiosas.

Marx y hasta los marxistas cr铆ticos no concibieron la posibilidad de un estrato altamente privilegiado a causa de su acceso al poder y de su control sobre la enorme burocracia (sin poseer los medios de producci贸n en sentido legal), y, por lo tanto, no se preocuparon de medidas e instituciones que regulen y refrenen sus dilatadas potestades.

Marx, Lenin y hasta los marxistas cr铆ticos del presente creyeron que el socialismo y la estatizaci贸n de los medios de producci贸n traer铆an consigo "la administraci贸n de cosas" en lugar del "gobierno de las personas" (Friedrich Engels), pero no advirtieron que las cosas se administran siempre junto a hombres de carne y hueso y que cualquier administraci贸n (y con m谩s raz贸n una inmersa en un mundo complejo) significa el establecimiento de competencias, la creaci贸n de jerarqu铆as, la especializaci贸n de roles y el surgimiento de privilegios.

Esta necesaria diferenciaci贸n de grupos y estratos no concuerda con el esquema est谩tico y relativamente simple que Marx propuso y que sus disc铆pulos conservaron en lo fundamental: en los pa铆ses altamente desarrollados no lleg贸 a constituirse un proletariado revolucionario, consciente de su situaci贸n de clase inmensamente mayoritaria y de su misi贸n hist贸rica y revolucionaria, que tomara a su cargo la emancipaci贸n de la sociedad como totalidad.

Finalmente ni las variantes m谩s cr铆ticas del marxismo realizaron aportes significativos a los debates de las 煤ltimas d茅cadas.

La discusi贸n ecol贸gica y demogr谩fica, la investigaci贸n de la cultura de masas, las apor铆as de la civilizaci贸n industrial, las diferencias entre trabajo, praxis e interacci贸n, las contribuciones del psicoan谩lisis socio-pol铆tico y los aspectos negativos asociados

(1) a toda modernidad,

(2) al igualitarismo excesivo y

(3) al progreso material incesante,

quedaron fuera del horizonte te贸rico del marxismo, que por ello no ha logrado aprehender la complejidad del mundo contempor谩neo.

Fin

* Hugo Celso Felipe Mansilla.

Doctor en Filosof铆a.

Acad茅mico de la Lengua.

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