Si en algo tienen razón los dirigentes del autotransporte público, es que no existe una ley que regule la actividad de ese sector para que el mismo se desenvuelva en condiciones de orden, de respeto a normas establecidas y permita que la colectividad que utiliza diariamente el transporte de pasajeros, se sienta cómoda y segura. Una manera de insinuar que la falencia existente es la causa de todo el caos vigente en el movimiento de miles de unidades motorizadas que sirven a centenares de pasajeros a lo largo y ancho de la ciudad.
La medida ha dado resultados en otras ciudades y de ese modo inclusive se han establecido planes para que los dÃas en que ciertos vehÃculos no circulen en la ciudad sean objeto de reparaciones, mantenimiento y limpieza general. Esa idea que todavÃa está en análisis para su aplicación, ha motivado la preocupación de los propietarios y chóferes del transporte público que no admiten la suspensión de su trabajo algunos dÃas de la semana.
Es importante que las autoridades del legislativo comunal asuman responsabilidad directa en este asunto, puesto que los mismos transportistas están demandando una Ley de Transporte Municipal, que ponga orden en el enmarañado sistema de autorizar y otorgar "lÃneas" que hasta ahora favorecen a sindicatos o cooperativas de transporte dentro un sistema de pago de un derecho, por supuesto, costoso que es una inversión aparte para tener "derecho al trabajo".
En estas circunstancias se desenvuelve el transporte público, especialmente el de los minibuses, los coches más incómodos para trasladar pasajeros, pero los que hacen gran negocio ante la necesidad de los vecinos de trasladarse de sus barrios hacia el sector central de la ciudad y viceversa, en condiciones deplorables, pero lamentablemente soportables por necesidad ineludible de transporte.
Hay que aprovechar la coyuntura y acceder al pedido del autotransporte para definir la elaboración de una "Ley de Transporte Público", instrumento que debe comenzar en comisiones especiales, en las que intervengan inicialmente las autoridades competentes, sean de la comuna y la PolicÃa de Tránsito, para esbozar los lineamientos generales de la norma que posteriormente sea socializada entre los transportistas y los vecinos, a objeto de que el instrumento sea de pleno conocimiento de las partes involucradas para su cumplimiento. Mientras tanto el plan de restricción vehicular, puede ser un desahogo en el caos.
Fuente: LA PATRIA
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