Jueves 21 de septiembre de 2017
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Los orureños no admitimos que se nos trate como personas de poca inteligencia o escasos de entendimiento, al pretender hacernos creer que la corrupción existente en la administración pública, tiene don de mando y es válido en el manejo de los recursos económicos.
Quienes apoyan esa arbitrariedad con marchas forzadas de comerciantes minoristas, algunas juntas vecinales, un sector de trabajadores municipales y en desesperadas conferencias de prensa, convalidan las irregularidades que hay en la ejecución de obras y proyectos a cargo del Gobierno Autónomo Municipal.
Tanto la autoridad y quienes lo respaldan, deben saber que la acción de corromper o corromperse no es una suprema majestad de preeminencia que debe imperar en nuestro medio, porque la población sensata que piensa y actúa moderadamente, ya está cansada de ser el "hazmereÃr" de pésimos funcionarios y de gente instruida a satisfacer el orgullo y vanidad de quién constantemente, se burla de la justicia, haciendo prevalecer su ego personal.
Duele ver cómo este cúmulo de adherentes a lo irregular, violando la dignidad y la libertad de la persona consagrada en la Constitución PolÃtica, tienen el atrevimiento e insolencia de amenazar con acudir a los tribunales para silenciar a todo aquel que observa y critica el descalabro en el que se desenvuelve la Honorable AlcaldÃa.