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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Liberarse de sà mismo - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
«Nuestro tiempo no es el de los ateos, pero sà el de los idólatras. En efecto, el hombre que vive como si Dios no existiera, al no poder vivir sin religión, acude a dioses suplementarios a los que no deja de ofrecer el incienso de su secreta adoración. Cuando el hombre no adora a Dios, lo reemplaza por Ãdolos. Hay, pues, que empezar por liberar al hombre de cualquier idolatrÃa... Hay dos formas de idolatrÃa: la primera cuando el nombre mismo y/o la imagen del Señor son manipulados o pervertidos: la segunda, cuando el Señor mismo es reemplazado por otros dioses, o falsos dioses. De ahà que desembarazarse de toda idolatrÃa, es la liberación más importante. Liberar al hombre del cÃrculo diabólico del egoÃsmo para abrirlo a la adoración a Dios» (Cf.: Adoración, G Fenili / Stefano de Fiores).
Desde esta perspectiva, negarse a sà mismo, significa que quien quiere la liberación que trate Jesús debe comenzar liberándose en su propio interior de cuantas fuerzas internas lo tienen aprisionado. Liberarse de la mentira, del orgullo y de la vanidad, del afán de lucro y de la autosuficiencia. No nos queda otra alternativa, o el hombre se niega a sà mismo en cuanto hombre opresor, y entonces podrá llenarse de la libertad de Cristo, o bien optará por un vivir para el mismo, rechazando la fe de Cristo.
«Si eres consciente de tener un apego, algo o alguien que te hace mal, una circunstancia pecaminosa o algo que te impide crecer espiritualmente, es necesario desprenderte interiormente de ello, pidiendo a Dios nuestro Señor lo contrario. El que es esclavo de apegos o afectos desordenados -dice el P. Ignacio Bojorge, S.J.- no siente lo que debe sentir, no piensa lo que deberÃa ni cómo deberÃa pensar, no juzga rectamente, no hace lo que debe hacer, no va a donde debe ir ni está donde debe estar. Es evidente que en esta situación no puede ni debe tomar decisiones ni entrar en elecciones, porque en ese ofuscamiento del juicio y la razón proliferan incontroladamente los actos injustos».
San Gregorio hace notar que cuando el fuego de la concupiscencia se apodera de alguno, ya no puede ver el sol de la inteligencia. Es la doctrina de San AgustÃn sobre la «mens mundata» (mente limpia).
Las palabras de Jesús constituyen un enigma que se entrelaza con el misterio de la vida. El hombre afirma su personalidad en la capacidad de darse a los demás, renunciando a ese sà mismo, que intenta oprimirlo y oprimir a los demás.
La advertencia procedente de Jesús es significativa: «Si alguno desea seguirme», porque Jesús no lleva a fuerza de amenazas, sino por la sola fuerza del amor, ahà reside el secreto del cristianismo, en comprender la belleza de su vocación, en la entrega a los demás, el primer paso es el más difÃcil, puesto que supone la superación del vergonzoso egoÃsmo que dirige la existencia de la mayorÃa de los seres humanos.
Dos signos indican si somos egoÃstas o no: el primero ¿Dios ocupa el primer lugar de nuestros pensamientos? En segundo lugar ¿Damos rienda suelta a nuestros gustos y caprichos, dejando que se desaboquen sin freno?, o, ¿los disciplinamos y los sometemos practicando la mortificación?
La idolatrÃa, el culto a los falsos dioses, asà como las otras idolatrÃas que se llaman dinero, placer, mando, alcohol, droga y que hoy se multiplican, preparan los castigos de Dios.
german_mazuelo_leyton@yahoo.com
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