Falcao, el niño que tiene la pasión en el arco

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Desde muy pequeño siempre le gustó el balompié, sin embargo, en el puesto de jugador no le iba nada bien, sus compañeros hacían lo que querían en la cancha con él. Situación que fue observada por su papá, Aldo Saavedra, quien tenía en mente entrenarlo para que pueda destacar.

Sin embargo, nació del propio niño esa pasión para estar bajo los tres palos y decidió retar al mundo para mostrar su talento. Primero debía convencer a su progenitor y así lo hizo, mostrando dotes que a esa edad es complicado de demostrarlo a cabalidad.

Fue el primer paso que dio para iniciar una carrera que se muestra prometedora y que a su corta edad ya cosechó un título a nivel nacional. �l es Aldo Falcao Saavedra Medina, más conocido por sus compañeritos de equipo como "Falcao".

Su despertar fue el 26 de mayo de 2007 en la ciudad de Oruro, por ahora recibe formación en el colegio San Ignacio de Loyola II y juega en el club que lleva su nombre Falcao. Obviamente y como no podía ser de otra manera su puesto es el arco.

LOS ALBORES

Esa pasión por el deporte comenzó cuando tenía tan solo cinco años, su gran motivador fue su padre, Aldo Saavedra, eximio atleta que conquistó una serie de triunfos por la calidad que mostró en forma constante en el campo de juego. Aquella situación no pasó desapercibida por Falcao, quien intentó ser como él. Sin embargo, el destino le depararía una serie de sorpresas al conquistar el puesto de arquero.

"Mi papá desde que yo era chiquitito me ha entrenado al arco, tenía cinco años. Me entrenaba haciendo voladas en la cama y en los entrenamientos me hacía rematar", manifestó.

La preparación de Falcao fue intensa, sacándole provecho a sus dotes, como los buenos reflejos que mostró al atajar el balón. Además de volar como un pequeño gato que atrapa a su presa. Además de intentar hacer el "escorpión", tratando de imitar esa tapada del gran guardameta colombiano René Higuita.

Su debut oficial fue en la cancha del Club Atlético Nacional (CAN), era guardameta de Falcao y en su primer partido marcó la diferencia, saliendo de su pórtico con jugadas y remates de media cancha. El árbitro en ese partido le pedía que vuelva a su arco, sin comprender que Falcao ya tenía un estilo de juego establecido, pese a su corta edad.

A partir de ese momento, el pequeño niño comenzó a brillar por sí solo, ya que daba todo de sí para ser el mejor, no solo en los entrenamientos sino también en el campo de juego. Eso sí, llevó en la espalda el número "2", quizá un dígito no convencional para un guardameta, pero la razón es obvia, porque él quería tener el número que su papá llevaba en la espalda, cuando era jugador.

SELECCIÃ?N

Esa entrega personal le permitió ser tomado en cuenta para integrar la selección de futsal de Oruro, Sub-10. Con tan solo nueve años ya integró los colores de la tierra que lo viera nacer. Este año fue su segundo nacional, en Quillacollo, donde junto a sus compañeros logró tener la satisfacción de conquistar el título y convertirse en un verdadero campeón.

Mucho tuvo que ver su habilidad, porque dio una "inyección" anímica a su equipo cuando en la final contra Tarija, perdían 5-1. Un gol de media cancha le permitió remontar hasta que finalmente antes que termine el encuentro, Oruro logró empatar para ir al alargue y luego a los penales.

"Primero perdimos contra Beni, pero luego encontramos confianza para ganar nuestros partidos y llegar a la final contra Tarija. Me querían sacar del arco, pero me convertí en arquero jugador y hemos arriesgado para hacer muchos goles", señaló al recordar su participación en el campeonato realizado en Quillacollo en agosto precedente.

En la tanda de los penales, Falcao logró tapar un penal que significó prácticamente el título, el cual pudo obtenerlo con Ariel Lima, quien logró convertir, para luego saborear la victoria, en medio de sentimientos encontrados de los pequeños jugadores, quienes celebraron el campeonato con gritos y llanto, llevando con orgullo el nombre de la Alta Tierra de los Urus.

El sueño de Falcao apenas comienza, tiene desafíos trazados, como llegar a la Selección Boliviana, tal como lo hizo su papá en varias oportunidades. También pretende alcanzar las metas de su primo Erwin Saavedra, quien ahora juega el Goiás del Brasil.

Fuente: LA PATRIA