Warning: inet_pton(): Unrecognized address in /home/lapatri2/public_html/wp-content/plugins/wordfence/vendor/wordfence/wf-waf/src/lib/utils.php on line 28
Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Pecado de simonÃa - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Durante la homilÃa del 4 de agosto pasado, fiesta de San Juan MarÃa Vianney, Patrono de los párrocos, el Obispo de Oruro Monseñor Cristóbal Bialasik se refirió al pecado de la simonÃa.
San Juan MarÃa Vianney, el santo Cura de Ars, vivÃa en una verdadera pobreza y despojado de todo lujo personal, afirmó: «No hay nada que sea suficientemente bello para Dios».
Era ante todo un pastor de almas, como debe ser un verdadero sacerdote, pero asà mismo se ocupaba de los pobres, «si recibÃa algún donativo lo dividÃa en tres partes: una para los pobres, otra para las obras de apostolado y otra para Dios. Ã?l no participaba en la distribución» (Los obreros y la religión, Monseñor Ancel).
Entonces aquà hay tres cosas distintas: una, los bienes de la Iglesia, que pertenece a toda la Iglesia de la que los obispos y sacerdotes son administradores; otra el sostenimiento de los pastores, y, en tercer lugar el dinero que maneja la Iglesia.
Simón el Mago, quiso comprarle a San Pedro el poder para imponer las manos, es decir el poder de conferir el EspÃritu Santo (Hch 8, 9-24), de aquà el nombre de «simonÃa» dado a la venta de dignidades eclesiásticas o bienes espirituales. San Pedro señala con gran elocuencia la contradicción de querer comprar lo que es un don, es decir, lo que es dado y no vendido. Recordaba la palabra terminante de Jesús a los Doce: «Gratis recibisteis, dad gratuitamente» (Mt. 10, 8), San Pedro lo consideró un pecado grave.
La compra o venta de lo que es espiritual por bienes materiales, incluye cargos eclesiásticos, sacramentos, sacramentales, reliquias y promesas de oración.
El primer mandamiento de Dios reprueba los principales pecados de irreligión: la acción de tentar a Dios con palabras o con obras, el sacrilegio y la simonÃa (Catecismo de la Iglesia Católica, 2118).
Resumiendo, se puede afirmar que simonÃa «significa un acuerdo explÃcito o implÃcito y externamente manifestado por el que una parte accede a conferir un sacramento a la otra a cambio de determinados bienes temporales, a saber, dinero, propiedades, etc. El núcleo de la ofensa está en el deliberado intento de igualar lo espiritual y lo temporal, es decir, de comerciar con las cosas sagradas».
No se puede establecer un arancel por la bendición de una persona o un objeto, y menos si dicha «bendición» la efectúa alguien que no es un ministro ordenado: obispo, sacerdote o diácono.
Los aranceles son limosnas que ofrecen los fieles con ocasión de las recepción de sacramentos: bautizos, matrimonios, misas. Por ejemplo en las llamadas «misas colectivas» la Santa Sede hace muchos años ya estableció que no debe haber un número excesivo de intenciones en una sola Misa, pero uno puede advertir que a veces hay infinitas intenciones en una sola Misa. El estipendio o arancel establecido para la celebración de una Misa se divide en las llamadas misas colectivas entre una cantidad pequeña. Incluir infinitas intenciones en una sola celebración eucarÃstica, constituye de suyo, un escándalo, aunque no se quiera llamar simonÃa a dicho abuso.
german_mazuelo_leyton@yahoo.com
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresÃa Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del dÃa en PDF descargable.
- FotografÃas en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.