En un país como el nuestro, en franco proceso de crecimiento, pero al mismo tiempo bajo condicionamientos extremos para que sectores de bajos y medianos ingresos puedan superarse y asumir la responsabilidad de orden productivo formal que se plantea, pero que no se ejecuta por condiciones adversas de una competencia informal, vigente ilegalmente por condiciones "socio económicas".
Ese es el problema reinante entre la funcionalidad de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes), en su identificación y sigla corriente que no pueden avanzar mucho más de lo que limitadamente se les permite a diferencia de las operaciones de un mercado informal que se apropia irregularmente de espacios que muy bien puede ser altamente competitivos, entre las Mipymes si se definen políticas de subsistencia en el sector de las microempresas que además son parte del sostenimiento de un apreciable número de fuentes de empleo formal.
No sólo tomando en cuenta el rol de ese sector en el caso de nuestra economía, más bien observando su desempeño en nivel internacional es que hay un claro convencimiento de su utilidad cuando se disponen reglas correctas que definen condiciones de legalidad y regulan la funcionalidad de este tipo de empresas que en su contexto "servicial" insumen un alto porcentaje de empleos, que se complementan a proyectos de ciertas industrias que diversifican su producción y servicios, como sucede en los países vecinos que compiten a nuestra industria, justamente con el trabajo de sus Mipymes debidamente organizadas.
En cuanto a la vigencia de este modelo en los países vecinos, hay una serie de circunstancias limitativas al funcionamiento de algunas micro y pequeñas empresas justamente por restricciones financieras como en Brasil, cambio de modelo en la Argentina y un marco de incertidumbre en Chile, frente al inmediato proceso eleccionario que mantiene en suspenso inversiones de todo tipo.
Contrariamente en el caso boliviano, pese a los vaivenes en la cotización de precios para nuestras principales materias primas, hidrocarburos (gas) y los minerales, existe un colchón financiero que garantiza estabilidad y seguridad en materia de crecimiento, tanto así que en la presente gestión seguiremos liderando ese rubro en el ámbito económico de la región con un excelente PIB, sin embargo y es donde se siente la carencia de políticas definidas en materia industrial cuando las Mipymes confrontan serios riesgos en su sostenibilidad, poniendo en riesgo las inversiones y centenares de empleos al no contar con políticas que hagan viable la supervivencia del sector, de manera que pueda insumirse en un plan de producción mixta que haga frente a las medidas de los países vecinos, pero también que incluya una lucha interna contra el contrabando y la informalidad
Hay necesidades perentorias para impulsar el trabajo de las micro, pequeñas y medianas empresas, pero desde un punto de vista más objetivo y más operativo, por ejemplo con disposiciones radicales que se cumplan al cien por ciento en defensa del sector, un caso concreto la prohibición de importación de ropa usada y también de ropa china, favoreciendo de ese modo al sector textil nacional.
Las Mipymes, en el contexto laboral y productivo constituyen alternativas de utilidad práctica para muchas familias, pues son fuentes de empleo seguro y por lo mismo son parte de un engranaje insustituible en el mecanismo productivo nacional, absorbiendo un contingente de personas que contribuyen con su inversión, con su fuerza de trabajo y todo en un marco de absoluta formalidad. Es lo que se necesita para avanzar en la independencia laboral.
Fuente: LA PATRIA
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