Domingo 10 de septiembre de 2017
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Hace tiempo que dirigentes de diversas instituciones localistas, observaron con justificada razón una serie de gastos dispendiosos con dineros fiscales, y con marcada irresponsabilidad en los fines de ciertos proyectos cuyo beneficio era de poca utilidad para cubrir expectativas ciudadanas, que al presente resulta una afrenta a la conciencia colectiva.
No se sabe bajo qué criterios se elaboran ciertos proyectos que en los hechos reales no pasan de ser factores demostrativos de una negativa egolatrÃa que sirve para resaltar la imagen de la autoridad que compromete gastos excesivos, como si se tratara de sus peculios personales, cuando en realidad son dineros del pueblo y por lo mismo deben ser utilizados racionalmente.
Es normal que algunos segmentos de la población planteen algunas obras que constituyen soluciones estrictamente "barriales", por supuesto que los vecinos siempre buscarán mejorar el entorno en el que viven y que merece atención, por lo mismo deben programarse los trabajos necesarios, tomando en cuenta que obras de igual magnitud o mayores se requieren en otras zonas de la ciudad, lo que exige capacidad de discernimiento, apropiación equitativa de recursos, participación vecinal en servicios comunitarios, acuerdos que prioricen obras de soluciones, y no costosos maquillajes que riñen con las reales necesidades de barrio.
Fuente: LA PATRIA
