De tanto en tanto surge la noticia de que algún perro atacó a alguna persona e inmediatamente la alarma sigue su curso normal, pues habrá que determinar si el canino tenÃa rabia, si estaba enfermo y luego atender las lesiones de la vÃctima. Por cierto cada vez que ocurre esto, las autoridades (encargados de Zoonosis, PolicÃa, medios de comunicación) vuelven a concienciar a la población con el pedido de que deberÃa cuidarse a las mascotas, no dejándolas salir a la calle, no abandonarlas, alimentarlas, hacerlas dormir dentro de la vivienda, etc.
El último ataque de un can, que mereció cobertura periodÃstica, llama la atención. En principio nos preocupó por tratarse de otro perro callejero, pero luego nos enteramos de que no era un callejero o abandonado sino un perro ilegal en su tenencia y con dueño.
Y aunque las comparaciones resulten odiosas, en este caso debemos hacerlas, pues los canes callejeros, aquellos sin raza definida, sin pedigrÃ, los que no tienen precio en dólares y que son comprados, cuando cachorros por 2 o 5 bolivianos o, en el mejor de los casos, son simplemente regalados, esos no son tan malos. De hecho son muy cariñosos pese al poco cariño y la torpeza de los dueños. Luego cuando son echados de las casas o abandonados, como todo ser se vuelven huraños, desconfiados, asustadizos y como la vida callejera y sin dueño es durÃsima, el instinto hace que muestren hostilidad cuando se ven amenazados, molestados o maltratados mientras buscan algo que comer en los basurales.
En resumen, todavÃa nos falta mucho por avanzar en la aplicación de leyes protectoras de derechos de los animales y nos falta cobrar mayor y mejor conciencia a la hora de adoptar mascotas.
(*) Licenciado en comunicación Social
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