Muchas personas cristianas se preguntan: ¿Qué sucedió con María después de la muerte de Jesús? Según el Evangelio de Juan, Jesús agonizante en la cruz entregó a María como madre al discípulo amado Juan quien la recibió en su casa (Jn 19, 27). Por eso la Virgen fue a vivir en la casa que tenían en Jerusalén los apóstoles Santiago y Juan, hijos del Zebedeo, próspero pescador de Galilea, que llevaba sus pescados para la venta a Jerusalén.
Muy probablemente esa casa, situada en el Monte Sión, fue el escenario de la última cena donde Jesús instituyó la Eucaristía en la víspera de su pasión y muerte en la cruz. Por eso muchos fieles cristianos la visitan y la veneran con mucha devoción.
Por ello cabe pensar que, después de la muerte de Jesús, vivieron en esa amplia casa los apóstoles con la Virgen María, los llamados hermanos de Jesús y las mujeres que le acompañaban. Sobre todos ellos descendió la Ruaj Divina (Espíritu Santo) en el día de Pentecostés constituyendo así la primera Iglesia (Hch 1, 12; 2, 1).
La Virgen María permanecería en esa casa bajo el cuidado de Juan según el encargo de Jesús. Sin embargo después del encarcelamiento de Pedro y sobre todo del martirio del apóstol Santiago a manos del cruel rey Herodes y de la persecución a los cristianos (Hch 12), muchos de ellos optaron por dispersarse a otras regiones. Los apóstoles permanecieron un tiempo más en Jerusalén, tratando de reorganizar la Iglesia.
Pero muy probablemente Juan y María viajaron a ?feso una ciudad próspera a orillas del Mediterráneo, cuna del famoso filósofo griego Heráclito, de quien Juan se inspiró al redactar el Prólogo Evangelio para designar al Hijo de Dios como el Logos.
La presencia de María en ?feso está atestiguada por datos arqueológicos ya que se conservan las ruinas de dos iglesias en el siglo IV, dedicada una a Juan y otra a María. Muy importante ha sido el descubrimiento en 1891, a unos siete kilómetros de ?feso, de la llamada casa de María donde vivió María durante varios años y que actualmente es un lugar de peregrinos cristianos y musulmanes. Este descubrimiento fue también preparado por las visiones de la Beata Catalina Emmerich que falleció en 1824.
Además también hay relatos antiguos a partir del siglo II que narran la llamada dormición de la Virgen María en Jerusalén. Ella al presentir la terminación de su vida terrena, quiso volver, acompañada de Juan, a Jerusalén. También se narra cómo los apóstoles al sentir esa noticia quisieron estar con ella en Jerusalén. El mismo Jesús vino con sus ángeles para llevar al cielo el alma de María. Su cuerpo permaneció en la tierra y fue llevado en comitiva al sepulcro, donde fue depositado en las afueras de Jerusalén donde permaneció unos días y luego desapareció.
Este templo se encuentra en las afueras de Jerusalén pasado el torrente Cedrón y no lejos del Huerto de los Olivos. Está en manos de los cristianos ortodoxos y allí se venera el sepulcro donde fue depositado el cuerpo de María, que obviamente está vacío.
La Iglesia Católica mantuvo siempre la fe de que la Virgen María fue elegida por el Padre y por la Rúaj Divina para ser la Madre de Jesús el Salvador y más tarde en la cruz señalada por el mismo Señor la Mujer sería glorificada en su alma y en su cuerpo.
Ante la petición de muchos creyentes el Papa Pío XII proclamó en 1950 el dogma de la Asunción de María, en cuerpo y alma, a los cielos. Su fiesta se celebra el 15 de agosto. Ella ha entrado en el Reino de los cielos como esposa de Jesús, destinada a ser coronada al final de los tiempos como Reina, juntamente con Jesucristo, Rey del universo. Ya desde ahora es nuestra esperanza en nuestra vida mortal no exenta de problemas y peligros, a la que podemos rezar para que no perdamos la fe en Jesús, el único Salvador.
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