Cumplida mi promesa a Jesús Gran Poder de bailar en su honor e en la Entrada del último sábado y cuando me aprestaba a continuar con los festejos para “curar el cuerpo”, mi comadre Macacha me dijo con la autoridad que inviste su hegemonía económica “ya no más chicha, ya no más cholas, pues te ha llamado urgentemente a Cochabamba, tu amigo Don Aristóteles Giorgiadis Quiroga porque hay líos en Quillacollo donde peligra la democracia cochabambina”
Ante un anuncio tan serio, nos dirigimos al aeropuerto para embarcarnos en un avión de Aerosur rumbo a la capital del Valle donde se hallaba reunida de emergencia la Academia Pericles integrada por pensadores greco-cochabambinos bajo la dirección de mi mencionado amigo y colega.
Allí me enteré de los graves sucesos acaecidos en Quillacollo, sede de la Virgen de Urkupiña y recientemente proclamada "la Capital del Chicharrón Cochabambino", títulos que dan realce mundial pues hay devotos de la Mamita de Urkupiña repartidos por todo el mundo quienes al mismo tiempo son fanáticos consumidores de esa “delicadeza” quillocolleña.
En la Academia PericIes de Cochabamba fui informado por su presidente que el Dr. Héctor Cartagena había triunfado en las elecciones del 4 de Abril y debería ser posesionado como Alcalde de Quillacollo el domingo pasado, de acuerdo a lo que establece la Ley, como sucedió en todos los Municipios del país.
Sin embargo, los derrotados que pertenecen casualmente al Movimiento al Socialismo no aceptaron el resultado electoral y comenzaron una guerra contra el Dr. Cartagena para no ser desplazados de esa Alcaldía después de cinco años de manejos irregulares, según dijeron sus adversarios.
Lo cierto es que el Dr. Cartagena fue afectado por la campana de los masistas y sufrió una lesión coronaria que requirió de su internación en una clínica del lugar.
El día domingo fue trasladado en una ambulancia ante la autoridad judicial para ser posesionado como Alcalde de Quillacollo, mientras sus partidarios y también sus adversarios confundían a la milagrosa Virgen de Urkupiña con plegarias contrapuestas y cruzaban miradas chuecas de bronca cuando se encontraban en algunas chicharroñerías famosas del lugar.
La autoridad judicial tomó el juramento de Ley al Alcalde Electo de Quillacollo, Dr. Héctor Cartagena, quien asistió al acto sentado en una silla de ruedas, o como diría un cochabambino malo (que también los hay), “calzando aro 14”.
El flamante Alcalde Cartagena duró en su mandato dos horas, pues antes de estrenar su despacho de Burgomaestre Quillacolleño fue suspendido de sus funciones por algunos concejales masistas y la señora Carla Lorena Pinto de filiación masista, fue designada Alcaldesa Interina de Quillacollo.
Esos son los hechos conocidos en la Academia Pericles, presidida por el pensador greco-cochabambino Aristóteles Giorgiadis Quiroga quien sorprendido por estos atropellos me dijo en la oreja:"La democracia aristotélica y anteriormente platónica aún no ha sido comprendida en Quillacollo y deberíamos consultar con Minerva acerca de los efectos peligrosos de la chicha y el chicharrón".
PAULOVICH
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