En realidad preservar el patrimonio forestal del país, es una obligatoriedad que incluye a todos los bolivianos, hombres y mujeres y de todas las edades, pues se trata de cuidar el tesoro más preciado que proporciona la naturaleza para que millones de seres vivan en condiciones saludables, respirando aire puro y tomando enorme variedad de frutos para una alimentación evidentemente sana.
Sin embargo hay criterios que están aislados de las profundas convicciones de salvar la naturaleza, y predominan condiciones extremadamente materialistas para convertir sitios, terrenos, parques en moles de cemento, bajo el pretexto de ampliar las condiciones de habitabilidad de las ciudades, a favor de sectores empresariales que ganan metro a metro los terrenos destinados a las áreas verdes que van disminuyendo en la medida que aumentan edificios para comodidad de empresarios o familias que elijen viviendas en propiedad horizontal, alterando elementales condiciones de respeto al medio ambiente y la visión de disfrutar de paisajes naturales, con arboledas y jardineras que adornan y purifican el aire.
Pero en otra dimensión mucho más compleja es preocupante que se autoricen programas para la deforestación de bosques, selvas y parques naturales, varios consignados como reservas de un país, pero que por su efecto vigente y su permanencia son pulmones incluso para la vida de vecinos.
En términos de un atentado mayor se culpa a la industria maderera en general que causa estragos indescriptibles en bosques donde los factores de reemplazo de especies no se cumplen en la proporción de los extremos comerciales del saqueo de todo tipo de madera. Se liquidan miles de árboles y se reemplazan sólo cientos de ejemplares, la diferencia como ha sido denunciada a nivel internacional, está dejando vacios enormes en muchas zonas madereras.
Hay una carrera imparable por tomar más hectáreas en las que se amplíen los cultivos de plantas prohibidas, esas que al ser tratadas industrialmente se convierten en drogas que atentan contra la vida de las personas, el caso de la coca, la marihuana, amapola y otras que poco a poco se posesionan de más terrenos en la naturaleza de nuestro continente.
Son problemas que merecen soluciones concretas para frenar los impulsos irresponsables de una clara deforestación, que dicho sea de paso, se dan en circunstancias menores, pero igualmente lesivas a los fines de cuidar la reducida cantidad de árboles, como sucede en nuestra ciudad que por sus condiciones climatológicas hace más difícil cumplir planes de reforestación.
Aunque nuestra referencia pasa por la defensa del sistema ecológico nacional y de nuestra región sudaméricana, no podemos evitar algo que se considera muy importante para la vecindad de nuestra ciudad y especialmente de la zona norte, donde se espera un plan de reforestación al haberse eliminado, según los vecinos, de manera irregular varios árboles de la plaza Pagador, con el compromiso de multiplicar en proporción que sume a 500 nuevos árboles plantados en todo el sector. Queda por saber cómo y cuántos arbolitos fueron liquidados por una obra de cemento en las jardineras de la Avenida del Ejército, y cuál será el plan de reforestación en inmediaciones de esa zona afectada.
Se espera el cumplimiento de normas vigentes, especialmente las que disponen sanciones por causar daños en especies forestales, aún así se quiera justificar el "retiro", por decirlo de la manera menos cruel, de varios árboles en plenitud de su vida natural. El daño está hecho y reemplazar los árboles caídos multiplicados por dos o tres, es una solución a larguísimo plazo en su función de preservar el medio ambiente.
Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.