Las actitudes de quienes gobiernan deberÃan enmarcarse en la serenidad, la tolerancia y en el respeto a ciertas del juego democrático, pero en los últimos dÃas venimos asistiendo a un escenario de posible nerviosismo que, a su vez, provoca varios desaciertos a la hora de la intercomunicación con el entorno societario. El exceso en el discurso, la poca lógica en la declaración, la intolerancia al escuchar, nos dejan, de alguna manera asombrados y pensativos. Veamos:
Acá hay intolerancia, pues no se permite una expresión contraria a la corriente gubernamental. Aquella joven no es la única, hay mucha gente que no está de acuerdo con la invasión destructiva de aquella reserva bioecológica. Pero claro, aquellos que se expresan mediante medios estatales, siempre tendrán la razón, más aquellos y aquellas que utilicen medios privados, ya sea en prensa, radio o televisión, siempre serán ´los instrumentos del imperio" o "desubicados de la extrema derecha", en un discurso descalificador ya cansino y monótono que, afortunadamente, son ya muy escasos quienes lo digieren.
TERRIBLES PREDICCIONES
Su excelencia afirmaba que si la oposición se hace gobierno en la siguiente gestión, desaparecerá el Bono Juancito Pinto y el Museo de Orinoca será cerrado. Declaraciones en consonancia a aquellas otras que afirmaban que el sol se ocultarÃa y la luna ya no saldrÃa.
Se dice que las comparaciones son odiosas, y nada más acertado en este caso cuando declaraciones de nuestro presidente comparaban al Libertador Simón BolÃvar y Palacios con el actual mandamás venezolano, el señor Nicolás Maduro.
¿Que si no apoyamos a Maduro, estarÃamos dando la espalda a la memoria del Libertador? bueno ya resulta sorprendente y aberrante. Toda persona tiene sus potencialidades, sus debilidades y sus defectos, y los desarrolla en momentos determinados de la historia, una historia que, además presenta contextos históricos, económicos y sociales siempre diferentes, por ello las comparaciones son absurdas, las más de las veces.
Determinó el destino que BolÃvar pudiera liberar varias naciones en una lucha legÃtima ante la invasión de un imperio de ultramar. La talla histórica de Don Simón BolÃvar es pues, muy alta y su nombre permanecerá en el tiempo, como ya lo hace en el nombre de nuestra patria, y su filosofÃa polÃtica siempre servirá de inspiración para corrientes patrióticas; como de hecho lo tiene el actual gobierno venezolano que se autodenomina en su ideal polÃtico como "revolución bolivariana".
Don Nicolás, en cambio, comete muchos desaciertos en el presente, con más de un centenar de muertos en tiempo de paz e imponiendo una constituyente, acaso con buena intención, pero aún no es el tiempo de la comparación. Las comparaciones siempre se darán en un futuro de mediano o largo plazo, cuando nuevas generaciones de venezolanos y americanos sopesen pros y contras y aquilaten el terrible momento que atraviesa la patria del Libertador.
(*) Licenciado en Comunicación Social
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