Domingo 27 de agosto de 2017
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In memóriam a Miriam Iporre Rivero de Miralles
27 ago 2017
Por: Amanda Balderas de Soria
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Febrero del 69� ¿Te dice algo Mirita?, sé que mucho, pues entonces nos conocimos y sin proponernos sembramos una fértil semilla con constancia, amor y comunicación; transcurrió el tiempo y la vimos germinar, y muy felices le pusimos abonos de lealtad, respeto, sinceridad y solidaridad, y no demoró en convertirse en un coposo y florido rosal llamado amistad -maravilloso y fuerte lazo muy fuerte en nuestras vidas-.
RecuerdoÂ? tú siempre amable, suave, prudente y de no muchas palabras, contrastando con mi personalidad extrovertida, dicharachera y espontánea -polos opuestos se atraen- a pesar de estas diferencias de carácter tenÃamos afinidad en cuanto a valores, hábitos de conducta y actitudes, éramos muy felices y nos jactábamos que la vida era muy generosa con nosotras, diciéndonos que Dios nos puso en el camino y nos elegimos como hermanas del alma, ¡perfecta elección!; el viento continuaba a nuestro favor, contrajimos matrimonio con personas muy amigas entre sÃÂ? es más, fueron compañeros desde kÃnder, uffÂ? nos parecÃa caminar sobre estrellas, la vida era simple y linda.
Ya siendo mamás tenÃamos más motivos para estar felices y celebrar, al mismo tiempo tenÃamos preocupaciones y algunas dificultades en nuestros matrimonios, que eran de comprensión o económicas pero juntas dábamos solución casi a todo, y ¿Recuerdas? Tuvimos suerte, nuestras viviendas estaban siempre relativamente cercanas.
Cada una dedicada a su desempeño pero siempre consultándonos en busca de una opinión o refuerzo de algún pendiente que debÃamos realizar, ¿Te acuerdas de nuestro dicho?- es mejor tardar en tomar decisiones que meter la pata-.
Compartimos una vida disfrutando de infinidad de actividades, nuestras caminatas diarias, excursiones, celebraciones diferentes, los festejos de cumpleaños nos hacÃan gozar, pues no necesitábamos más invitados, pues con nuestras familias las reuniones ya eran numerosas; pasábamos momentos muy divertidos en los juegos de los martes, que iniciaste tú; me vienen a la memoria los jueves de comadres -femimascaradas- que Ãbamos dispuestas a pasarla bomba, muy bien disfrazadas y con la seguridad de ser el grupo más entusiasta, y a propósito del jueves 23 de febrero, no pude lograr que fuéramos, qué cosasÂ? habrÃa sido nuestra última femi.
Cuando viajábamos cada una independientemente, buscábamos ratitos para llamarnos y ponernos al tanto, ¡y qué decir! Al retornar nuestros reencuentros eran largas tertulias y con tu pÃcara sonrisa me decÃas -me cuentas tan lindo que parece que irÃas a la luna_ y morÃamos de risa. Tal cual es la vida, un complejo de acontecimientos que mueven nuestros sentimientos a su antojo, no todo es color de rosa, tuvimos tiempos amargos y difÃciles en que juntas lloramos, tú escuchándome con atención y yo abrazándote para fortalecerte, quizás no encontrábamos soluciones, pero sà nos brindamos apoyo incondicional, sintiendo que en cualquier situación estábamos la una para la otra, y en los momentos lindos nos alegrábamos con gran alboroto, tenÃamos tantos planes, llenos de esperanza, los más, los realizábamos lo antes posible y muchos quedaron en el aire. Sé que te estoy escribiendo, pero ¿Sabes? Es una conversación imaginándote al frente mÃo, con sonrisas, gestosÂ? asà tal cual.
Fueron 47 años de nuestra maravillosa y transparente amistad, ¿Recuerdas? La construimos cada momento, cada dÃa, año tras año y ya pasaron 6 meses que no te veo Mirita, te extraño tanto, tanto, que siento un dolor inexplicable, un gran vacÃo en todo lo que hago, por doquiera que camino ya lo hicimos, hoy la misma gente, igual que antes, pero me parece estar sola en el desierto, ¡cómo no sentir mi alma devastada, destrozada por tu ausencia! AusenciaÂ? palabra hueca y vacÃa, tengo sellado en mi corazón y en mi mente el último adiós, cuando fuimos juntas y te quedaste envuelta en una tumba desolada y frÃa, salà sin ti, mascullando mi soledad y mordiendo mi dolor, es que te has ido llevándote parte de mi vida, dicen que el tiempo cura las heridas, ¿Será que también cura las heridas del alma? Sé que nunca más estarás a mi lado, pero siempre vivirás muy dentro de mi corazón, si algo me consuela es saberte junto al amor de toda tu vida.
Sentà necesidad de escribirte, exteriorizar lo que ahoga mi pecho, y qué mejor rememorando nuestra profunda amistad, bendiciendo el momento en que nos conocimos.
Tu amiga de siempre.
Amanda